Después de tanto tiempo, aquí estoy. Tengo el blog abandonado, no por falta de ganas de escribir sino por falta de tiempo. "Por suerte" no tengo seguidores que esperen mis idas de pelota, sólo gente extraviada que llega a él a través de Google ;-)
Si ya tenía problemas para escribir hace un tiempo, ahora es casi imposible. Además estoy pasando por una temporada de cambios. He dejado mi trabajo de un montón de años y ha sido duro tomar la decisión, despedirme y empezar en un nuevo sitio. De hecho, todavía estoy un poco descolocada. Pero lo que me quita más tiempo es una mayor implicación en el movimiento animalista, que aunque no sea mucha, al sumarse a mis otras obligaciones, a veces me quita un tiempo que no tengo.
Supongo que siento que debo hacer algo más por los animales, que es parte de mi "evolución" como cuando dejé de comer carne y después me hice vegana.
Ayer, creo que era en la Cuatro, hacían un reportaje sobre los osos que usan para extraerles la bilis en China. Los "reporteros" echaban pestes de los chinos que hacían eso, no sin razón, pero pensé que un reportaje así pero sobre la explotación que hacemos nosotros, la de casa, se habría encontrado con muchas trabas. Pensé que los explotadores lo tienen todo: los políticos, los medios de comunicación, las empresas... tienen el poder y tienen a la gran masa de la población, que prefiere no saber. Lo tienen todo menos la razón.
Nosotros no tenemos nada y eso te crea una grandísima impotencia. Y si nosotros también nos refugiamos en nuestro veganismo, sin querer hacer algo más, qué es lo que conseguimos? Éstas son cosas que me estoy planteando, así que en la medida de mis posibilidades, que son pocas, quiero hacer algo más.
Mi intención no es dejar el blog, de hecho me daría mucha pena, pero no sé cada cuanto podré aparecer por aquí. El tiempo dirá...
jueves, 8 de diciembre de 2011
domingo, 4 de septiembre de 2011
Legumbres: Alubias con seitán
Las legumbres aportan gran cantidad de nutrientes además de estar buenísimas. En algunos paises como la India nunca faltan en las comidas. Aquí también hubo un tiempo en que eran uno de los platos más comunes. Mi madre me cuenta que en en el pueblo, cuando era pequeña, se comían cada día. Sí, sí, cada día. Nada que ver con lo que pasa ahora, que o no se comen o se comen muy poco. A lo mejor es porque al haber sido básicas en la alimentación de las clases humildes ahora se ven como una comida de pobres. También hay quien se busca excusas para no comerlas, como la falsa idea de que se necesita mucho tiempo para prepararlas. Nosotros, por ejemplo, casi cada semana hacemos una olla a presión de legumbres y con eso tenemos dos comidas resueltas y todavía nos sobra un buen tupper para congelar. En total nos salen ocho raciones preparadas en el tiempo de poner una olla a presión. También están los botes de legumbres, que sólo hay que escurrir y servir como uno quiera, preparadas con un sofrito o en ensalada.
Se dice que son algo indigestas, pero nosotros las tomamos muchas veces para cenar y la verdad es que nunca nos han sentado mal. A lo mejor no son la cena ideal, pero a veces se llevan la fama de pesadas cuando lo que las hace indigestas es el acompañamiento. Yo todavía recuerdo lo harta y pesada que me quedaba con las lentejas con chorizo de mi madre. Nada que ver con unas lentejitas con verduras! Ahora bien, que no sean pesadas no quiere decir que tengan que ser insípidas, por eso es importante que si hacéis un “puchero” no os olvideis de la grasa, que no le faltará si le añadís un buen chorreón de aceite de oliva, sin miedo. Esto también sirve para los caldos y sopas de verduras. Los dos ingredientes secretos para que no os quede un agua chirri son el aceite de oliva y el pimentón. Sobre esto, un día mi madre me explicaba que mi abuela decía que el pimentón era el chorizo de los pobres.
Aunque siempre he tomado legumbres, desde que soy vegana tomo muchas más y al irlas descubriendo también les he ido cogiendo más “cariño”. A quien no les gusten, decirles que hay muchos tipos de legumbres, las clásicas de toda la vida, pero también muchas variedades que la mayoría no usa en la cocina, como los azukis, las sojas verde y blanca, las lentejas rojas, los diferentes tipos de alubias... Y que hay muchas maneras de cocinarlas. Así que no hay excusa para descubrirlas y experimentarlas.
En casa hay dos platos de legumbres rápidos pero “apañaos” muy socorridos. La sopita de miso, algas wakame y lentejas rojas (que aunque suene sofisticado se hace rápido) y las alubias con algún sofrito de verduras. La sopa ya la explicaré otro día, cuando vengan los fríos, y aquí os dejo la otra.
Alubias con seitán
Ingredientes (para 2 personas con hambre):
Bote de alubias blancas de 400 gr (peso escurrido)
120 gr de seitán
1 cebolla
1 pimiento verde
limón
salsa de soja
aceite de oliva
Preparación:
Cortar en trozos pequeños la cebolla y el pimiento y rehogar en una sartén con un poco de aceite de oliva. Darle unas vueltas y añadir el seitán cortado en cuadraditos pequeños. Por otra parte escurrir las alubias con abundante agua y añadir al sofrito. Dar unas vueltas más y añadir un poco de jugo de limón y un chorrito de salsa de soja (más salsa de soja que limón, pero sin pasarse). No haría falta poner sal porque la salsa de soja ya suele llevarla. Servir caliente.
También se puede hacer sin el seitán y añadiéndole otras verduras. Le van bien el calabacín, la berenjena, los champiñones... También se le puede echar unas hojitas de perejil.
Otra opción es, en lugar de la salsa de soja y el limón, ponerle alguna especie para darle gusto, como por ejemplo curry.
Es muy fácil y no tiene secreto alguno, pero a nosotros nos gusta mucho y nos saca de un apuro en un momento.
Se dice que son algo indigestas, pero nosotros las tomamos muchas veces para cenar y la verdad es que nunca nos han sentado mal. A lo mejor no son la cena ideal, pero a veces se llevan la fama de pesadas cuando lo que las hace indigestas es el acompañamiento. Yo todavía recuerdo lo harta y pesada que me quedaba con las lentejas con chorizo de mi madre. Nada que ver con unas lentejitas con verduras! Ahora bien, que no sean pesadas no quiere decir que tengan que ser insípidas, por eso es importante que si hacéis un “puchero” no os olvideis de la grasa, que no le faltará si le añadís un buen chorreón de aceite de oliva, sin miedo. Esto también sirve para los caldos y sopas de verduras. Los dos ingredientes secretos para que no os quede un agua chirri son el aceite de oliva y el pimentón. Sobre esto, un día mi madre me explicaba que mi abuela decía que el pimentón era el chorizo de los pobres.
Aunque siempre he tomado legumbres, desde que soy vegana tomo muchas más y al irlas descubriendo también les he ido cogiendo más “cariño”. A quien no les gusten, decirles que hay muchos tipos de legumbres, las clásicas de toda la vida, pero también muchas variedades que la mayoría no usa en la cocina, como los azukis, las sojas verde y blanca, las lentejas rojas, los diferentes tipos de alubias... Y que hay muchas maneras de cocinarlas. Así que no hay excusa para descubrirlas y experimentarlas.
En casa hay dos platos de legumbres rápidos pero “apañaos” muy socorridos. La sopita de miso, algas wakame y lentejas rojas (que aunque suene sofisticado se hace rápido) y las alubias con algún sofrito de verduras. La sopa ya la explicaré otro día, cuando vengan los fríos, y aquí os dejo la otra.
Alubias con seitán
Ingredientes (para 2 personas con hambre):
Bote de alubias blancas de 400 gr (peso escurrido)
120 gr de seitán
1 cebolla
1 pimiento verde
limón
salsa de soja
aceite de oliva
Preparación:
Cortar en trozos pequeños la cebolla y el pimiento y rehogar en una sartén con un poco de aceite de oliva. Darle unas vueltas y añadir el seitán cortado en cuadraditos pequeños. Por otra parte escurrir las alubias con abundante agua y añadir al sofrito. Dar unas vueltas más y añadir un poco de jugo de limón y un chorrito de salsa de soja (más salsa de soja que limón, pero sin pasarse). No haría falta poner sal porque la salsa de soja ya suele llevarla. Servir caliente.
También se puede hacer sin el seitán y añadiéndole otras verduras. Le van bien el calabacín, la berenjena, los champiñones... También se le puede echar unas hojitas de perejil.
Otra opción es, en lugar de la salsa de soja y el limón, ponerle alguna especie para darle gusto, como por ejemplo curry.
Es muy fácil y no tiene secreto alguno, pero a nosotros nos gusta mucho y nos saca de un apuro en un momento.
domingo, 21 de agosto de 2011
Comiendo vegano por el Algarve
Este verano hemos estado una semana en el Algarve. Como siempre hago, os explico los sitios donde hemos comido por si a alguien le puede ser de ayuda. Ya os avanzo que no es un lugar para que un vegano haga turismo gastronómico, para variar, pero se puede comer.
Nosotros íbamos con la lista de restaurantes de HappyCow (www.happycow.net), que para mí es imprescindible.
En Faro fuimos a Gengibre e Canela (Travessa Da Mota, 10), que está en una callecita que sale de rua Santo Antonio, a tocar de rua Vasco de Gama. Se supone que hay otro en la rua St Portugal pero no lo supimos ver. Es un restaurante tipo buffet y se come bien por un precio razonable. Por 7 euros y pico tenías una crema y un plato principal con ensalada. El postre y el agua iban a parte. Nosotros tomamos un postre vegano bastante resultón, con pera y crema de coco. Eso sí, sólo abren al mediodía. Tiene blog: gengibrecanela.blogspot.com
En Faro también está O Ribatejano, que no es vegetariano pero tiene algunas opciones veganas. Nosotros fuimos un jueves por la noche y estaba cerrado, así que entiendo que sólo abren por la mañana.
En Albufeira pensábamos ir a comer a Ta Bom (Travessa Casi Herculano, 8) pero resultó que abrían a partir de las 17 h (qué paciencia!), pero por allí cerca encontramos un indio que nos sacó del apuro. En información turística nos dijeron que el otro restaurante que sale en Happy Cow, Eurasia Restaurante Vegetariano (rua Almeida Garret, 3), estaba en una calle bastante alejada del centro.
En Lagos fuimos un par de veces a cenar a Terraco da China (rua 25 abril, 91), que es un restaurante chino como cualquier otro pero con noodles de arroz, un plato de tofu y algunos platos de imitación de carne: pollo, pato y pescado. Por cierto, que el pollo resultó ser seitán. Explicadles que no tomais huevos porque los platos de arroz suelen llevarlo.
También en Lagos fuimos al Lemon Grass (Travessa do Mar), que es un restaurante de comida tailandesa, más cool y un pelín más caro. A mí no me acabó de gustar, sobre todo porque me encajonaron contra la barra y pedí un curry medio picante, me aseguré que era medio picante y no muy picante, y luego resultó que aquello no se podía comer.
En Lagos hay mucho turista inglés, así que los restaurantes ya se preocupan de ofrecer opciones vegetarianas. Además hay bastantes restaurantes indios. Nosotros fuimos a uno que se llama Taj Mahal (rua Infante de Sagres, 56). Si buscais el Marharaja de Lagos, que aparece en la lista de HappyCow, sabed que la calle Dr. Jose Formosinho no está en el mismo centro, sino casi entrando en la playa de Pinhao.
Y esto en cuanto al comer se refiere, en cuanto al viaje... mi compañero y yo hemos vuelto con la intención de hacer un replanteamiento de las vacaciones.
Ha sido muy agotador, hemos pasado mucho calor, nos movíamos en autobús y los trayectos se nos hacían interminables, con multitud de paradas y con un aire condicionado casi imperceptible.
Es lo que tienen este tipo de viajes de ir "a ver cosas". No es que no haya momentos buenos, pero el grueso del día suele estar ocupado con momentos no tan agradables (buscando los transportes, viajando, pasando calores sofocantes, perdiéndote y pensando que no llegarás al destino, buscando un sitio donde comer para que luego resulte que está cerrado, andando y sudando, cargando peso y desesperándote, en general). Lo bueno es que en un día te llegan a pasar tantas cosas que tienes la percepción que el día es mucho más largo, así que una semana de turismo acaba siendo como dos o más. Con esto conseguimos alargar la hora de volver a la rutina diaria. Además, después nuestro cerebro procesa todas estas experiencias y se queda con lo que quiere. Por ejemplo, a mí me suele pasar que cuando ya estoy muy asqueada en el trabajo, de repente me sorprendo recordando un momento de un viaje que a lo mejor hice hace dos años. Estas son las cosas positivas de hacer de turista pero aún así creo que ha llegado el momento de replanteárselo. También es verdad que no soy muy viajera (y esto en estos días está muy mal visto: hace cateto), pero creo que debe haber alternativas a este tipo de viajes.
En cuanto a los pueblos que visitamos: Faro es la capital del Algarve pero no es de las más turísticas, básicamente porque no tiene playa. Lo que tiene es un centro histórico, pero pronto está visto. Lo mejor de Faro es ese encanto propio de las ciudades portuguesas, ese aire meláncolico y decadente que se desprende de sus fachadas que se caen a cachos. Allí encontramos un perro abandonado en un estado deplorable. Fuimos al ayuntamiento, llamamos al refugio de Loulé (Faro no tiene), hablé con gente por si podían hacer algo... En fin, que no sigo. Aquello fue un trauma y no puedo decir más. El perro por las calles que se caía y la gente pasando literalmente, alguna cara de pena (pocas) y la gente preocupada de que no se acercara a sus negocios.
Albufeira tiene una bonito casco histórico de casitas blancas y una playa immensa y muy bonita, pero para mí esto no compensa el macrocomplejo turístico en el que se ha convertido. Además, allí pasé tantas calores y el trayecto fue tan pesado, que no puedo hablar cosas buenas de él.
En Siles visitamos el castillo árabe y la parte histórica. Lo mejor es que no es tan turístico. Lo peor, como en Albuferia, el transporte y las calores. Y ojo, no es que haga más calor que en Barcelona, pero es que aquí yo no estoy en la calle todo el santo día y menos a según que horas.
Lagos es casi el pueblo que más me gustó. También es ultraturístico pero nosotros estábamos en el centro, lejos de los hoteles y los apartamentos. Hay mucha gente, muchos restaurantes, pubs... Hay mucha juventud por allí. De todas formas, le encontré su encanto y tiene unas playas muy bonitas entre acantilados, la de Pinhao, Dona Ana, Camilo. Nosotros hicimos el camino a pie hasta Ponta de Piedade (en la foto).
Nosotros íbamos con la lista de restaurantes de HappyCow (www.happycow.net), que para mí es imprescindible.
En Faro fuimos a Gengibre e Canela (Travessa Da Mota, 10), que está en una callecita que sale de rua Santo Antonio, a tocar de rua Vasco de Gama. Se supone que hay otro en la rua St Portugal pero no lo supimos ver. Es un restaurante tipo buffet y se come bien por un precio razonable. Por 7 euros y pico tenías una crema y un plato principal con ensalada. El postre y el agua iban a parte. Nosotros tomamos un postre vegano bastante resultón, con pera y crema de coco. Eso sí, sólo abren al mediodía. Tiene blog: gengibrecanela.blogspot.com
En Faro también está O Ribatejano, que no es vegetariano pero tiene algunas opciones veganas. Nosotros fuimos un jueves por la noche y estaba cerrado, así que entiendo que sólo abren por la mañana.
En Albufeira pensábamos ir a comer a Ta Bom (Travessa Casi Herculano, 8) pero resultó que abrían a partir de las 17 h (qué paciencia!), pero por allí cerca encontramos un indio que nos sacó del apuro. En información turística nos dijeron que el otro restaurante que sale en Happy Cow, Eurasia Restaurante Vegetariano (rua Almeida Garret, 3), estaba en una calle bastante alejada del centro.
En Lagos fuimos un par de veces a cenar a Terraco da China (rua 25 abril, 91), que es un restaurante chino como cualquier otro pero con noodles de arroz, un plato de tofu y algunos platos de imitación de carne: pollo, pato y pescado. Por cierto, que el pollo resultó ser seitán. Explicadles que no tomais huevos porque los platos de arroz suelen llevarlo.
También en Lagos fuimos al Lemon Grass (Travessa do Mar), que es un restaurante de comida tailandesa, más cool y un pelín más caro. A mí no me acabó de gustar, sobre todo porque me encajonaron contra la barra y pedí un curry medio picante, me aseguré que era medio picante y no muy picante, y luego resultó que aquello no se podía comer.
En Lagos hay mucho turista inglés, así que los restaurantes ya se preocupan de ofrecer opciones vegetarianas. Además hay bastantes restaurantes indios. Nosotros fuimos a uno que se llama Taj Mahal (rua Infante de Sagres, 56). Si buscais el Marharaja de Lagos, que aparece en la lista de HappyCow, sabed que la calle Dr. Jose Formosinho no está en el mismo centro, sino casi entrando en la playa de Pinhao.
Y esto en cuanto al comer se refiere, en cuanto al viaje... mi compañero y yo hemos vuelto con la intención de hacer un replanteamiento de las vacaciones.
Ha sido muy agotador, hemos pasado mucho calor, nos movíamos en autobús y los trayectos se nos hacían interminables, con multitud de paradas y con un aire condicionado casi imperceptible.
Es lo que tienen este tipo de viajes de ir "a ver cosas". No es que no haya momentos buenos, pero el grueso del día suele estar ocupado con momentos no tan agradables (buscando los transportes, viajando, pasando calores sofocantes, perdiéndote y pensando que no llegarás al destino, buscando un sitio donde comer para que luego resulte que está cerrado, andando y sudando, cargando peso y desesperándote, en general). Lo bueno es que en un día te llegan a pasar tantas cosas que tienes la percepción que el día es mucho más largo, así que una semana de turismo acaba siendo como dos o más. Con esto conseguimos alargar la hora de volver a la rutina diaria. Además, después nuestro cerebro procesa todas estas experiencias y se queda con lo que quiere. Por ejemplo, a mí me suele pasar que cuando ya estoy muy asqueada en el trabajo, de repente me sorprendo recordando un momento de un viaje que a lo mejor hice hace dos años. Estas son las cosas positivas de hacer de turista pero aún así creo que ha llegado el momento de replanteárselo. También es verdad que no soy muy viajera (y esto en estos días está muy mal visto: hace cateto), pero creo que debe haber alternativas a este tipo de viajes.
En cuanto a los pueblos que visitamos: Faro es la capital del Algarve pero no es de las más turísticas, básicamente porque no tiene playa. Lo que tiene es un centro histórico, pero pronto está visto. Lo mejor de Faro es ese encanto propio de las ciudades portuguesas, ese aire meláncolico y decadente que se desprende de sus fachadas que se caen a cachos. Allí encontramos un perro abandonado en un estado deplorable. Fuimos al ayuntamiento, llamamos al refugio de Loulé (Faro no tiene), hablé con gente por si podían hacer algo... En fin, que no sigo. Aquello fue un trauma y no puedo decir más. El perro por las calles que se caía y la gente pasando literalmente, alguna cara de pena (pocas) y la gente preocupada de que no se acercara a sus negocios.
Albufeira tiene una bonito casco histórico de casitas blancas y una playa immensa y muy bonita, pero para mí esto no compensa el macrocomplejo turístico en el que se ha convertido. Además, allí pasé tantas calores y el trayecto fue tan pesado, que no puedo hablar cosas buenas de él.
En Siles visitamos el castillo árabe y la parte histórica. Lo mejor es que no es tan turístico. Lo peor, como en Albuferia, el transporte y las calores. Y ojo, no es que haga más calor que en Barcelona, pero es que aquí yo no estoy en la calle todo el santo día y menos a según que horas.
Lagos es casi el pueblo que más me gustó. También es ultraturístico pero nosotros estábamos en el centro, lejos de los hoteles y los apartamentos. Hay mucha gente, muchos restaurantes, pubs... Hay mucha juventud por allí. De todas formas, le encontré su encanto y tiene unas playas muy bonitas entre acantilados, la de Pinhao, Dona Ana, Camilo. Nosotros hicimos el camino a pie hasta Ponta de Piedade (en la foto).
lunes, 1 de agosto de 2011
Brownie vegano de chocolate y nueces
Para celebrar que empiezo las vacaciones (por fin!), os paso esta fantástica receta que también aprendí en el curso de Lujuria Vegana, el mismo en el que hicimos el plumcake de zanahoria. Es muy fácil de hacer y siempre sale bien, así que si os gusta el chocolate no os lo podéis perder.
Veréis que de algunos ingredientes pongo una cantidad, que es la que nos dijeron en el curso, y entre paréntesis otra, que es la que a mí me gusta poner. Por ejemplo, en el caso del azúcar, los pasteles de Lujuria los encuentro excesivamente dulces, así que yo le pongo bastante menos cantidad.
Ingredientes:
125 gr de chocolate (70 % recomendable, pero si es menos también queda bien)
125 gr de margarina
150 gr de harina
225 gr de azúcar moreno o fructosa (yo le pongo 80 gr)
70-80 gr de nueces peladas
1 cucharadita de levadura Royal (yo le pongo medio sobre)
1 cucharadita de esencia de vainilla o vainilla en rama infusionada (opcional)
1 cucharadita rasa de sal
agua
Preparación:
Fundir el chocolate con la margarina en el microondas o al baño maría (nunca directamente al fuego, porque se podría quemar).
Se mezclan los ingredientes secos (harina, sal, azúcar, levadura) y se añade una tacita de agua (250 ml). Añadir el chocolate fundido al bol, la esencia de vainilla o vainilla infusionada y las nueces cortadas muy finas.
Preparar un molde de 20 x 20 o 25 x 25 (o lo más parecido que se tenga) y forrarlo con papel de hornear. Yo por ejemplo utilizo un molde de bizcocho típico y queda bien.
Precalentar el horno a 190º y hornear el pastel a 180º hasta que al pinchar con un tenedor, salga seco. Dejar fuera del horno hasta que se enfríe y guardar en la nevera.
Veréis que de algunos ingredientes pongo una cantidad, que es la que nos dijeron en el curso, y entre paréntesis otra, que es la que a mí me gusta poner. Por ejemplo, en el caso del azúcar, los pasteles de Lujuria los encuentro excesivamente dulces, así que yo le pongo bastante menos cantidad.
Ingredientes:
125 gr de chocolate (70 % recomendable, pero si es menos también queda bien)
125 gr de margarina
150 gr de harina
225 gr de azúcar moreno o fructosa (yo le pongo 80 gr)
70-80 gr de nueces peladas
1 cucharadita de levadura Royal (yo le pongo medio sobre)
1 cucharadita de esencia de vainilla o vainilla en rama infusionada (opcional)
1 cucharadita rasa de sal
agua
Preparación:
Fundir el chocolate con la margarina en el microondas o al baño maría (nunca directamente al fuego, porque se podría quemar).
Se mezclan los ingredientes secos (harina, sal, azúcar, levadura) y se añade una tacita de agua (250 ml). Añadir el chocolate fundido al bol, la esencia de vainilla o vainilla infusionada y las nueces cortadas muy finas.
Preparar un molde de 20 x 20 o 25 x 25 (o lo más parecido que se tenga) y forrarlo con papel de hornear. Yo por ejemplo utilizo un molde de bizcocho típico y queda bien.
Precalentar el horno a 190º y hornear el pastel a 180º hasta que al pinchar con un tenedor, salga seco. Dejar fuera del horno hasta que se enfríe y guardar en la nevera.
jueves, 14 de julio de 2011
Pájaros caídos
Hace dos fines de semana mi padre hacía el comentario que no puede uno ayudar a todos los animales que lo necesitan. Yo salté, sabionda, diciendo que si bien uno no podía hacerse cargo de todos al menos sí que podía intentar hacer algo por ellos. El caso es que creo que por ese comentario me cayó una especie de maldición que se tradujo en el encuentro de tres aves necesitadas en tres días seguidos: lunes, martes y miércoles.
El lunes cuando salía del trabajo a desayunar me encontré con una cría de gaviota que había caído del nido y a la que unos turistas fotografiaban. El guarda de la puerta me dijo que llevaba allí toda la mañana, primero llamando a los padres y los padres llamándola a ella, hasta que desistieron. Ya iban a llamar al servicio del ayuntamiento que las recoge y las extermina. Ellos no estaban seguros de eso pero yo sí, porque las gaviotas, o al menos esa clase, junto con las palomas son consideradas plaga en Barcelona. Pensé en llamar a un compañero animalista por si sabía de algún sitio donde la pudieran recoger. Me dijo que no creía que la acogieran en ningún sitio pero que la podía llevar al local que es sede de la ONG de la que es activista. Al mediodía vino otra compañera y entre las dos la llevamos allí. Si eso fue el lunes, el miércoles acudió a nuestra llamada una chica que es experta en exóticos y cualquier tipo de ave. Nos dijo que era aún bebé (nadie lo diría por el tamaño) y nos enseñó a darle de comer. Desde entonces se ha alimentado a base de lata de gato, porque estos animales son carroñeros y en su hábitat tienen que adaptarse a comer de casi todo. Además nos dijo que tenía una amiga que vivía en una masia y que le podía preguntar si se podría hacer cargo de ella. De hecho esta amiga ya había sacado adelante alguna gaviota más, hasta que se habían hecho adultas y se habían ido volando.
El martes me encontré una paloma que no podía volar en una calle de Barcelona. No era joven pero tampoco parecía enferma. Iba y venía, ella y yo, sin saber qué hacer. Quería pasar de largo pero al final la cogí y me la llevé a casa. Ya le había cogido hora para el veterinario de exóticos, pero al día siguiente por la tarde murió.
El miércoles, mientras esperaba esta chica experta en pájaros, saliendo del metro para ir al local de la ONG encontré lo que me pareció un gorrión. Pasé de largo sin querer mirar. Pensé que no podía hacerme cargo de más pájaros (en ese momento no sabía que la paloma había muerto) y que en todo caso se lo diría a la chica con la que había quedado. Sé que no hice bien pero me sentí saturada. Debo decir que esos días, no sé si por estas cosas que me pasan o por mi manera de ser, lo estaba pasando bastante mal. Al final la chica fue donde le dije y allí estaba el bichillo que resultó ser un mirlo. Me explicó que los mirlos son fauna autóctona y se pueden llevar a un centro de recuperación. De hecho, cualquier ave, también un gorrión son fauna autóctona. Por lo visto los únicos que se excluyen de esta consideración y son considerados plaga son las palomas, gaviotas (por lo visto hay dos clases y sólo una es considerada plaga, que es la que abunda en la ciudad), urracas y estorninos.
El sábado pasado mi hermano nos llevaba en coche a la masia donde finalmente acogían a la gaviota, aunque más bien era un pequeño santuario de animales rescatados, un pequeño paraíso. Desgraciadamente nos fuimos con un mal sabor de boca, porque la dejamos en un apartado con ocas y al poco había desaparecido. Pensé que se perdería y moriría de sed y hambre pero al final la historia tuvo un final feliz. La gaviota volvió por la tarde, comió y volvió a irse volando. Ahora irá y vendrá hasta que se integre en un grupo de gaviotas y se independice definitivamente.
Creo que mi padre tiene razón, no se puede ayudar a todos los animales, pero unas cuantas personas han puesto de su parte para ayudar a una gaviota. Desgraciadamente también están las personas descaradas que juzgan y condenan, pero las que realmente ayudan son las que intentan entenderte y te ofrecen su ayuda. A todas ellas les doy las gracias.
Os paso unos recursos de urgencia que os pueden ayudar:
APAEC: http://www.apaecatalunya.com/
Cualquier ave que no sea considerada plaga puede ser recogida por un centro de recuperación de fauna autóctona. Podéis llevar un gorrión, por ejemplo. Según la especie del ave puede que hasta vayan los agentes rurales a recogerlo.
Modul de recuperació de Fauna Autòctona de Can Balasc
Consorci del Parc de Collserola
Camí del Mig de Can Balasc s/n
Tel. 93 587 95 13
mrfcbalasc@amb.es
Centre de Recuperació de Fauna de Torreferrussa
Ctra. de Santa Perpetua a Sabadell, km. 4.5
08130 Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona)
Tel. 93 561 70 17 / 93 560 00 52
crf.torreferrussa@gencat.cat
Y un blog interesante, Pájaros caídos: http://pajaros-caidos.blogspot.com/
En Internet encontraréis más información, centros de recuperación de fauna autóctona y veterinarios de exóticos.
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También quería decir que últimamente no puedo escribir tanto en el blog como antes. Eso o que no sé sacar el tiempo. El caso es que por lo que estoy viendo, no creo que vaya a llevar el ritmo del principio y si escribo una vez cada quince días puedo estar contenta. Tampoco es que tenga un gran tráfico mi blog, pero a mí me gusta escribirlo, creo que me va bien y pienso que le puede ayudar a alguien, aunque sea para poco. Se irá viendo como va la cosa...
El lunes cuando salía del trabajo a desayunar me encontré con una cría de gaviota que había caído del nido y a la que unos turistas fotografiaban. El guarda de la puerta me dijo que llevaba allí toda la mañana, primero llamando a los padres y los padres llamándola a ella, hasta que desistieron. Ya iban a llamar al servicio del ayuntamiento que las recoge y las extermina. Ellos no estaban seguros de eso pero yo sí, porque las gaviotas, o al menos esa clase, junto con las palomas son consideradas plaga en Barcelona. Pensé en llamar a un compañero animalista por si sabía de algún sitio donde la pudieran recoger. Me dijo que no creía que la acogieran en ningún sitio pero que la podía llevar al local que es sede de la ONG de la que es activista. Al mediodía vino otra compañera y entre las dos la llevamos allí. Si eso fue el lunes, el miércoles acudió a nuestra llamada una chica que es experta en exóticos y cualquier tipo de ave. Nos dijo que era aún bebé (nadie lo diría por el tamaño) y nos enseñó a darle de comer. Desde entonces se ha alimentado a base de lata de gato, porque estos animales son carroñeros y en su hábitat tienen que adaptarse a comer de casi todo. Además nos dijo que tenía una amiga que vivía en una masia y que le podía preguntar si se podría hacer cargo de ella. De hecho esta amiga ya había sacado adelante alguna gaviota más, hasta que se habían hecho adultas y se habían ido volando.
El martes me encontré una paloma que no podía volar en una calle de Barcelona. No era joven pero tampoco parecía enferma. Iba y venía, ella y yo, sin saber qué hacer. Quería pasar de largo pero al final la cogí y me la llevé a casa. Ya le había cogido hora para el veterinario de exóticos, pero al día siguiente por la tarde murió.
El miércoles, mientras esperaba esta chica experta en pájaros, saliendo del metro para ir al local de la ONG encontré lo que me pareció un gorrión. Pasé de largo sin querer mirar. Pensé que no podía hacerme cargo de más pájaros (en ese momento no sabía que la paloma había muerto) y que en todo caso se lo diría a la chica con la que había quedado. Sé que no hice bien pero me sentí saturada. Debo decir que esos días, no sé si por estas cosas que me pasan o por mi manera de ser, lo estaba pasando bastante mal. Al final la chica fue donde le dije y allí estaba el bichillo que resultó ser un mirlo. Me explicó que los mirlos son fauna autóctona y se pueden llevar a un centro de recuperación. De hecho, cualquier ave, también un gorrión son fauna autóctona. Por lo visto los únicos que se excluyen de esta consideración y son considerados plaga son las palomas, gaviotas (por lo visto hay dos clases y sólo una es considerada plaga, que es la que abunda en la ciudad), urracas y estorninos.
El sábado pasado mi hermano nos llevaba en coche a la masia donde finalmente acogían a la gaviota, aunque más bien era un pequeño santuario de animales rescatados, un pequeño paraíso. Desgraciadamente nos fuimos con un mal sabor de boca, porque la dejamos en un apartado con ocas y al poco había desaparecido. Pensé que se perdería y moriría de sed y hambre pero al final la historia tuvo un final feliz. La gaviota volvió por la tarde, comió y volvió a irse volando. Ahora irá y vendrá hasta que se integre en un grupo de gaviotas y se independice definitivamente.
Creo que mi padre tiene razón, no se puede ayudar a todos los animales, pero unas cuantas personas han puesto de su parte para ayudar a una gaviota. Desgraciadamente también están las personas descaradas que juzgan y condenan, pero las que realmente ayudan son las que intentan entenderte y te ofrecen su ayuda. A todas ellas les doy las gracias.
Os paso unos recursos de urgencia que os pueden ayudar:
APAEC: http://www.apaecatalunya.com/
Cualquier ave que no sea considerada plaga puede ser recogida por un centro de recuperación de fauna autóctona. Podéis llevar un gorrión, por ejemplo. Según la especie del ave puede que hasta vayan los agentes rurales a recogerlo.
Modul de recuperació de Fauna Autòctona de Can Balasc
Consorci del Parc de Collserola
Camí del Mig de Can Balasc s/n
Tel. 93 587 95 13
mrfcbalasc@amb.es
Centre de Recuperació de Fauna de Torreferrussa
Ctra. de Santa Perpetua a Sabadell, km. 4.5
08130 Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona)
Tel. 93 561 70 17 / 93 560 00 52
crf.torreferrussa@gencat.cat
Y un blog interesante, Pájaros caídos: http://pajaros-caidos.blogspot.com/
En Internet encontraréis más información, centros de recuperación de fauna autóctona y veterinarios de exóticos.
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También quería decir que últimamente no puedo escribir tanto en el blog como antes. Eso o que no sé sacar el tiempo. El caso es que por lo que estoy viendo, no creo que vaya a llevar el ritmo del principio y si escribo una vez cada quince días puedo estar contenta. Tampoco es que tenga un gran tráfico mi blog, pero a mí me gusta escribirlo, creo que me va bien y pienso que le puede ayudar a alguien, aunque sea para poco. Se irá viendo como va la cosa...
domingo, 19 de junio de 2011
Lo más difícil (de ser vegano)
Están los que matan, los que miran, los que no quieren mirar, y los que dicen “es una pena”, pero no hace nada. Yo hace años que dejé de ser uno de ellos y es lo mejor que he hecho en mi vida, con diferencia. Ahora tengo que aprender a vivir en un mundo lleno de indiferencia ante la injusticia. Para mí eso es lo más difícil de ser vegana, o de ser consciente, también con diferencia.
La sensación para muchos de nosotros es la de vivir en pleno holocausto, y como en la anécdota que explicaba en un post anterior, descubrir que la gente prefiere no saber para no tener que hacer nada. Así que no es de extrañar que a veces los veganos pasemos por un fase de enfado, creo que bastante comprensible. Sin embargo, de que nos sirve? Porque no sirve para sentirnos mejor ni para ayudar más a los animales.
Tengo presente un escrito de un activista por los derechos de los animales veterano que aconsejaba a los que empezaban a que actuasen por amor a los animales, nunca por odio hacia las personas. El texto completo, muy recomendable, se encuentra aquí.
Creo que a este señor no le falta razón. El odio y la rabia consumen, paralizan, no son buenos para uno mismo y, sobre todo, no le hacen a uno más productivo para ayudar a los demás animales.
Esta es una lucha tan dura y tan necesaria que no podemos permitirnos el lujo de ser pusilánimes, decaer, dejarnos llevar por la rabia o la desesperanza. Tenemos la obligación de ser optimistas, y podemos serlo si en lugar de pensar en la indiferencia dominantes, pensamos en todas las personas que son como nosotros, porque somos muchos y cada vez seremos más (no estamos solos!), pero sobre todo hemos de pensar en los animales a los que damos voz, en nosotros mismos y todo lo que podemos hacer por ellos.
Esta foto la encontré en fb bajo el título “Donde está la puerta para salir de este mundo?”. Sí, querríamos salir de él, pero antes deberíamos cambiarlo.
La sensación para muchos de nosotros es la de vivir en pleno holocausto, y como en la anécdota que explicaba en un post anterior, descubrir que la gente prefiere no saber para no tener que hacer nada. Así que no es de extrañar que a veces los veganos pasemos por un fase de enfado, creo que bastante comprensible. Sin embargo, de que nos sirve? Porque no sirve para sentirnos mejor ni para ayudar más a los animales.
Tengo presente un escrito de un activista por los derechos de los animales veterano que aconsejaba a los que empezaban a que actuasen por amor a los animales, nunca por odio hacia las personas. El texto completo, muy recomendable, se encuentra aquí.
Creo que a este señor no le falta razón. El odio y la rabia consumen, paralizan, no son buenos para uno mismo y, sobre todo, no le hacen a uno más productivo para ayudar a los demás animales.
Esta es una lucha tan dura y tan necesaria que no podemos permitirnos el lujo de ser pusilánimes, decaer, dejarnos llevar por la rabia o la desesperanza. Tenemos la obligación de ser optimistas, y podemos serlo si en lugar de pensar en la indiferencia dominantes, pensamos en todas las personas que son como nosotros, porque somos muchos y cada vez seremos más (no estamos solos!), pero sobre todo hemos de pensar en los animales a los que damos voz, en nosotros mismos y todo lo que podemos hacer por ellos.
Esta foto la encontré en fb bajo el título “Donde está la puerta para salir de este mundo?”. Sí, querríamos salir de él, pero antes deberíamos cambiarlo.
domingo, 5 de junio de 2011
ECristians, indignados y AI
La semana pasada, saliendo del metro para ir al trabajo, en plaza Catalunya, me encontré con un cartel publicitario que enseguida llamó mi atención: “A més avortaments menys pensions de jubilació” (“A más abortos menos pensiones de jubilación”). Ecristians son los artífices de esta campaña polémica que trata de convencer de lo pernicioso de abortar, también para la economía y el sistema social del país. Seguramente no les falta razón: para mantener el sistema de pensiones hace falta que haya trabajadores (eso lo sabe todo el mundo), que previamente deben haber sido paridos. Aunque, bien mirado, también se evita traer una vida al mundo, y por tanto la promesa de un nuevo cotizador de la Seguridad Social, cada vez que una mujer evita quedarse embarazada. Si al final va a resultar que cada vez que a una mujer le baja la regla está siendo insolidaria!
Sobre el tema del aborto sí o no , no voy a entrar. Es muy complejo y no estoy yo para estas complejidades. Sólo decir que desde que leí los argumentos del filósofo Peter Singer veo que es un tema más complicado que decantarse por un sí o un no basados en los sentimientos e intuiciones.
Volviendo al anuncio de eCristians, conseguirán convencer a algún proabortista para que deje de serlo?A mí, más bien me dan un argumento más para no traer hijos al mundo. Un mundo que necesita vidas como mercancías, produtores/consumidores que hagan crecer la economía, que mantengan eso que llaman “el sistema”.
También en plaza Catalunya llevan semanas acampados los “indignados”, un movimiento social tan complejo que hasta los sociólogos tendrán trabajo para interpretarlo. Creo que intentar decir algo de ellos es decir a medias y estar condenado a equivocarse. Y estando avisados, paso a opinar un poco, más que nada porque los tengo tan cerca que no puedo dejar de decir algo en mi blog.
Sólo puedo decir que me alegra de que existan, de que esto esté pasando, y aunque no tengo esperanzas en sus posibilidades de cambios reales, cofio en que sean un precedente, el germen, de un movimiento que llegue a cambiar las cosas.
Básicamente creo que nuestra sociedad no es lo suficientemente madura (alguna lo es?), que es demasiado egoista y centrada en su propio interés y el de los suyos y tiene pocas aspiraciones de cambiar el mundo. Uff, que pesimista que me ha quedado esto!
Desde mi punto de vista, bajo el lema “Democracia real ya” están los que quieren cambios profundos, gente que lleva tiempo implicada en movimientos sociales, y los que quieren salir de la crisis, del ahogo, del paro y del miedo al paro. Siendo claros, creo que al grueso de los indignados se les acabaría la indignación con la salida de la crisis, cuando volvieran a tener seguridad y el dinero suficiente para, por ejemplo, irse los fines de semana con la familia al centro comercial.
Pero la experiencia de plaza Catalunya, Sol y otras muchas plazas... eso no nos lo quitará nadie. Por cierto, que en plaza Catalunya tenemos una subcomisión de derechos de los animales y una bonita y esperanzadora pancarta que dice “Paz también para los animales”.
Así que acabo poniéndole un punto verde esperanza a los indignados y uno rojo rojote para los eCristians, por demagogos. Tendrían que aprender de Amnistía Internacional que en su 50 aniversario nos han regalado un anuncio fantástico (por fin, un anuncio decente!) para movernos a la indignación y la acción.
martes, 24 de mayo de 2011
Bizcocho vegano estilo tiramisú
Este fin de semana celebrábamos el cumpleaños de mi padre y para la ocasión preparé un bizcocho vegano estilo tiramisú. Es un invento mío, muy fácil y que recuerda al sabor del tiramisú.
Es tan fácil como hacer un bizcocho vegano básico, siguiendo la receta que os guste más. Yo, por ejemplo, adapto la de esta web.
Para el bizcocho:
300 gr. harina de trigo
125-150 gr. harina de maíz (también se podría poner sólo harina de trigo)
1 sobre de levadura
100 gr. de azúcar o fructosa
1 yogur de soja (o 1 ó 2 piezas de fruta, como pera, plátano...)
1 taza de aceite de girasol
2 tazas y 1/2 de licuado de soja (también se puede sustituir por agua)
Mezclamos las harinas y la levadura en un recipiente. En otro recipiente, mezclamos el yogur de soja o las frutas en trocitos, el aceite de girasol, la leche de soja y el azúcar. En este caso, como queremos conseguir un sabor neutro no añadimos nada más (chocolate, canela...)
A continuación, añadimos la mezcla de harinas y levadura y lo mezclamos bien.
Precalentar el horno a unos 220 grados centígrados. Se unta el molde para el bizcocho con un poco de margarina y se esparce un poco de harina, se echa la mezcla y al horno hasta que suba el bizcocho. Horneamos a 180º sólo por la parte de abajo para que el bizcocho suba. Lo sacamos cuando pinchamos un tenedor y sale seco.
Dejarlo enfriar y listo.
Para el tiramisú:
1 vaso café
Nata de soja montada (por ejemplo, de la marca Soyatoo)
Cacao en polvo
Birutas de chocolate (opcional)
Coñac (opcional)
Una vez el bizcocho está frío, lo cortamos por la mitad y bañamos la capa inferior con café al que hemos echado un poco de coñac, al gusto, una vez frío. Nosotros no teníamos, así que pusimos whisky. Otra opción menos alcohólica es dejar diluir una onza de chocolate sin leche en el café cuando todavía está caliente.
Una vez empapada la capa inferior del bizcocho, le ponemos la nata montada. La de la marca Soyatoo ya viene montada y se echa como un spray. Por otra parte, se empapa de café la capa superior del bizcocho y con cuidado se pone sobre la nata. Para terminar, lo cubrimos con cacao en polvo y por encima lo podemos decorar con unas birutas de chocolate. Se guarda en la nevera y se toma frío.
Es importante empaparlo bien en el café porque sino luego no se nota mucho el sabor. A nosotros nos pasó que no lo mojamos lo suficiente.
No es tiramisú pero da el pego y está muy bueno. La nata no es lo mismo que el mascarpone, pero hasta que no haya un mascarpone vegetal a mí no se me ocurre nada mejor.
Gustó mucho a la familia, o al menos nadie se quejó.
Es tan fácil como hacer un bizcocho vegano básico, siguiendo la receta que os guste más. Yo, por ejemplo, adapto la de esta web.
Para el bizcocho:
300 gr. harina de trigo
125-150 gr. harina de maíz (también se podría poner sólo harina de trigo)
1 sobre de levadura
100 gr. de azúcar o fructosa
1 yogur de soja (o 1 ó 2 piezas de fruta, como pera, plátano...)
1 taza de aceite de girasol
2 tazas y 1/2 de licuado de soja (también se puede sustituir por agua)
Mezclamos las harinas y la levadura en un recipiente. En otro recipiente, mezclamos el yogur de soja o las frutas en trocitos, el aceite de girasol, la leche de soja y el azúcar. En este caso, como queremos conseguir un sabor neutro no añadimos nada más (chocolate, canela...)
A continuación, añadimos la mezcla de harinas y levadura y lo mezclamos bien.
Precalentar el horno a unos 220 grados centígrados. Se unta el molde para el bizcocho con un poco de margarina y se esparce un poco de harina, se echa la mezcla y al horno hasta que suba el bizcocho. Horneamos a 180º sólo por la parte de abajo para que el bizcocho suba. Lo sacamos cuando pinchamos un tenedor y sale seco.
Dejarlo enfriar y listo.
Para el tiramisú:
1 vaso café
Nata de soja montada (por ejemplo, de la marca Soyatoo)
Cacao en polvo
Birutas de chocolate (opcional)
Coñac (opcional)
Una vez el bizcocho está frío, lo cortamos por la mitad y bañamos la capa inferior con café al que hemos echado un poco de coñac, al gusto, una vez frío. Nosotros no teníamos, así que pusimos whisky. Otra opción menos alcohólica es dejar diluir una onza de chocolate sin leche en el café cuando todavía está caliente.
Una vez empapada la capa inferior del bizcocho, le ponemos la nata montada. La de la marca Soyatoo ya viene montada y se echa como un spray. Por otra parte, se empapa de café la capa superior del bizcocho y con cuidado se pone sobre la nata. Para terminar, lo cubrimos con cacao en polvo y por encima lo podemos decorar con unas birutas de chocolate. Se guarda en la nevera y se toma frío.
Es importante empaparlo bien en el café porque sino luego no se nota mucho el sabor. A nosotros nos pasó que no lo mojamos lo suficiente.
No es tiramisú pero da el pego y está muy bueno. La nata no es lo mismo que el mascarpone, pero hasta que no haya un mascarpone vegetal a mí no se me ocurre nada mejor.
Gustó mucho a la familia, o al menos nadie se quejó.
sábado, 7 de mayo de 2011
Comiendo vegano en París
La última semana de abril estuvimos en París unos días, así que he pensado en dejar mi experiencia con los restaurantes, aunque no sea mucha, por si le sirve a alguien.
En primer lugar, busqué información en Happy cow y en el foro de la UVE. Como veréis hay muchos restaurantes vegetarianos y también algunos veganos, como era de esperar en una gran ciudad como París.
No es complicado comer en París, además en cualquier restaurante oriental es fácil encontrar opciones veganas, pero si preferís dejar vuestro dinero en restaurantes vegetarianos, como era nuestro caso, encontraréis bastante oferta.
No fuimos a todos los restaurantes que nos hubiera gustado por una cuestión de tiempo, pero también de dinero. París es una ciudad carilla, o al menos más que Barcelona, y eso se nota a la hora de comer. Cualquiera de los restaurantes a los que fuimos eran un poco más caros en comparación con otros similares de Barcelona y eso que buscamos los más económicos.
Loving Hut (boulevard Beaumarchais, 92), no muy lejos de la Plaza de la República, está bien de precio. No hay menú pero los precios de la carta son asequibles. Hay entrantes, platos principales y postres. No puedo compararlo con otros restaurantes de la misma cadena, porque este era el primero al que iba, pero me gustó mucho. De hecho, a mí el hecho de que un restaurante sea vegano ya me tiene ganada ;-)
Ésta es la web: www.paris.lovinghut.fr
En este cartel explica que los veganos somos inteligentes, deportistas y guapos. Vamos, lo que todo el mundo sabe.
Saveurs Végét’Halles (rue des Bourdonnais, 41) está bastante céntrico, en una calle que cruza la rue de Rivoli. Es vegetariano pero la mayoría de los platos son veganos y están marcados. Hay menú y también la opción de hacer entrante y plato o plato y postre. Nosotros fuimos a cenar y un entrante y un plato principal nos salió por casi 16 euros. Al mediodía sale mejor de precio, pero de todas maneras comimos muy bien y para ser París se puede considerar barato.
Aquí hay más información: www.saveursvegethalles.fr
Oh!Bio (rue Rambuteau, 58) es un pequeño restaurante justo al lado del Centro Georges Pompidou. Está en la misma calle que Le Potager du Marais (rue Rambuteau, 22), pero es bastante más barato. Hay platos desde 7 euros, todo muy bueno aunque las raciones son algo escasas. Los platos veganos eran mayoría y también estaban marcados.
En Montmatre fuimos al restaurante Au Grain de Folie (rue la Vieuville, 24), y digo restaurante por llamarlo de alguna manera. De verdad, no sé como explicarlo. Es muy pequeño pero es que a parte la señora que lo regenta lo utiliza de trastero. El día que fuimos éramos tres parejas y un señor y todavía no entiendo como ninguno se fue de allí, supongo que por deferencia. El caso es que no había nada preparado de comida y la señora se tuvo que poner a cocinarlo todo en ese momento. Tuvimos que esperar un buen rato, mientras sentíamos todo el proceso de elaboración. Por ejemplo, olimos como se quemaba la cebolla y efectivamente, después nos trajeron la cebolla quemada. Los platos eran "formules", que dicen los franceses, consistentes en un único plato con un poco de ensalada, un poco de arroz y de legumbres y en medio lo que hubieras elegido (un poco de hummus, seitán...). Todo muy escaso y con bastante poca gracia. Las "formules" eran 13 euros y el menú, que era lo mismo más un apple crumble, eran 18 euros. En mi pueblo esto es un atraco a mano armada. Que queréis que os diga, no es como para recomendarlo. De todas formas, si sois unos frikis amantes de los antros, no os lo perdáis y, por favor, ya que vais no dejeis de visitar la toilette.
Como veréis, por fuera parece normal:
De todo esto no puedo sacar muchas conclusiones, pero si quiero destacar un par de cosas positivas, que bien podrían ir copiando los restaurantes vegetarianos de por aquí. A saber, la costumbre de marcar los platos "végétaliens" (veganos) en la carta y de ofrecer postres veganos decentes.
A todo esto, que bonito es París!
En primer lugar, busqué información en Happy cow y en el foro de la UVE. Como veréis hay muchos restaurantes vegetarianos y también algunos veganos, como era de esperar en una gran ciudad como París.
No es complicado comer en París, además en cualquier restaurante oriental es fácil encontrar opciones veganas, pero si preferís dejar vuestro dinero en restaurantes vegetarianos, como era nuestro caso, encontraréis bastante oferta.
No fuimos a todos los restaurantes que nos hubiera gustado por una cuestión de tiempo, pero también de dinero. París es una ciudad carilla, o al menos más que Barcelona, y eso se nota a la hora de comer. Cualquiera de los restaurantes a los que fuimos eran un poco más caros en comparación con otros similares de Barcelona y eso que buscamos los más económicos.
Loving Hut (boulevard Beaumarchais, 92), no muy lejos de la Plaza de la República, está bien de precio. No hay menú pero los precios de la carta son asequibles. Hay entrantes, platos principales y postres. No puedo compararlo con otros restaurantes de la misma cadena, porque este era el primero al que iba, pero me gustó mucho. De hecho, a mí el hecho de que un restaurante sea vegano ya me tiene ganada ;-)
Ésta es la web: www.paris.lovinghut.fr
En este cartel explica que los veganos somos inteligentes, deportistas y guapos. Vamos, lo que todo el mundo sabe.
Saveurs Végét’Halles (rue des Bourdonnais, 41) está bastante céntrico, en una calle que cruza la rue de Rivoli. Es vegetariano pero la mayoría de los platos son veganos y están marcados. Hay menú y también la opción de hacer entrante y plato o plato y postre. Nosotros fuimos a cenar y un entrante y un plato principal nos salió por casi 16 euros. Al mediodía sale mejor de precio, pero de todas maneras comimos muy bien y para ser París se puede considerar barato.
Aquí hay más información: www.saveursvegethalles.fr
Oh!Bio (rue Rambuteau, 58) es un pequeño restaurante justo al lado del Centro Georges Pompidou. Está en la misma calle que Le Potager du Marais (rue Rambuteau, 22), pero es bastante más barato. Hay platos desde 7 euros, todo muy bueno aunque las raciones son algo escasas. Los platos veganos eran mayoría y también estaban marcados.
En Montmatre fuimos al restaurante Au Grain de Folie (rue la Vieuville, 24), y digo restaurante por llamarlo de alguna manera. De verdad, no sé como explicarlo. Es muy pequeño pero es que a parte la señora que lo regenta lo utiliza de trastero. El día que fuimos éramos tres parejas y un señor y todavía no entiendo como ninguno se fue de allí, supongo que por deferencia. El caso es que no había nada preparado de comida y la señora se tuvo que poner a cocinarlo todo en ese momento. Tuvimos que esperar un buen rato, mientras sentíamos todo el proceso de elaboración. Por ejemplo, olimos como se quemaba la cebolla y efectivamente, después nos trajeron la cebolla quemada. Los platos eran "formules", que dicen los franceses, consistentes en un único plato con un poco de ensalada, un poco de arroz y de legumbres y en medio lo que hubieras elegido (un poco de hummus, seitán...). Todo muy escaso y con bastante poca gracia. Las "formules" eran 13 euros y el menú, que era lo mismo más un apple crumble, eran 18 euros. En mi pueblo esto es un atraco a mano armada. Que queréis que os diga, no es como para recomendarlo. De todas formas, si sois unos frikis amantes de los antros, no os lo perdáis y, por favor, ya que vais no dejeis de visitar la toilette.
Como veréis, por fuera parece normal:
De todo esto no puedo sacar muchas conclusiones, pero si quiero destacar un par de cosas positivas, que bien podrían ir copiando los restaurantes vegetarianos de por aquí. A saber, la costumbre de marcar los platos "végétaliens" (veganos) en la carta y de ofrecer postres veganos decentes.
A todo esto, que bonito es París!
miércoles, 4 de mayo de 2011
Ser humana
Yo soy privilegiada. Se me respeta la vida, se me reconoce el derecho a no ser usada y lo mejor, puedo usar a otros sin que nadie me pida cuentas. Que por qué? Está claro. Porque yo soy humana y ellos solo son animales.
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A parte de esta ida de pelota, y en la linea de lo que explicaba, os dejo este cortometraje titulado La mirada circular. Un viaje a la piel del otro, al menos para los que no han perdido la capacidad de empatía. Genial.
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A parte de esta ida de pelota, y en la linea de lo que explicaba, os dejo este cortometraje titulado La mirada circular. Un viaje a la piel del otro, al menos para los que no han perdido la capacidad de empatía. Genial.
lunes, 18 de abril de 2011
Rescate de ocas en la Ciutadella
Ayer fuimos a la Fira de la Terra, en el parque de la Ciutadella y presenciamos el rescate de unas ocas que estaban atrapadas en una fuente que el servicio de parques y jardines del Ayuntamiento de Barcelona había vaciado sin tener en cuenta que se quedaban los animales dentro. En un principio eran una pareja de ocas con sus crías, pero como se empezó a aglomerar la gente, el padre acabó por salir volando y dejó a la madre y a las tres crías solas, que son las que se ven en el vídeo. Está claro que para la oca no hubiera sido problema irse volando, pero los pequeños no tenían manera de salir de allí. Luego nos contaron que la pareja tenía hasta doce crías, pero que se las habían ido comiendo las gaviotas. Hubo un momento que vino la policia y hasta los bomberos, pero cuando llegó su hora se fueron a comer. Nosotros estábamos buscando una tabla que les sirviera de rampa para salir de la fuente y cuando volvimos nos encontramos con que las ocas ya estaban llegando al estanque. Unas periodistas de Barcelona TV que estaban allí por la Fira de la Terra grabaron el incidente de los "patitos". Es una lástima que no dijeran lo que le comentó a un compañero el señor que alquila las barcas en el estanque: que el Ayuntamiento periódicamente se lleva los patos. No hay que ser un lumbreras para entender que cuando consideran que hay demasiados patos se deshacen de ellos.
Lo que quería decir es que mucha gente que pasaba por allí se interesó por las ocas, gente que seguramente luego no tendrá ningún reparo en comerse un pollo, un pato... Es en momentos como éste en los que siento que yo no soy la rarita. Por cierto, eso de compadecerse de unos patitos y luego comerse un pollo tiene un nombre, esquizofrenia moral, y es una enfermedad que está muy extendida. De alguna manera, puede que todos la suframos. La buena noticia es que se puede curar.
La noticia de Barcelona TV la podéis ver aquí (a F. y a mí se nos ve el cogote).
Lo que quería decir es que mucha gente que pasaba por allí se interesó por las ocas, gente que seguramente luego no tendrá ningún reparo en comerse un pollo, un pato... Es en momentos como éste en los que siento que yo no soy la rarita. Por cierto, eso de compadecerse de unos patitos y luego comerse un pollo tiene un nombre, esquizofrenia moral, y es una enfermedad que está muy extendida. De alguna manera, puede que todos la suframos. La buena noticia es que se puede curar.
La noticia de Barcelona TV la podéis ver aquí (a F. y a mí se nos ve el cogote).
lunes, 11 de abril de 2011
Primero los problemas humanos
A que animalista no le han echado en cara que se preocupe de los animales habiendo tantos problemas humanos por resolver? Creo que no conozco a ninguno. Sin embargo, al menos a mí, siempre me han hecho este comentario mientras participaba en un acto de defensa de los animales, nunca mientras hacía cola en un cine o tomaba el sol en una playa. Además las personas que lo hacían no estaban precisamente trabajando por los derechos humanos, más bien estaban disfrutando de su tiempo de ocio o de compras (que para algunos es lo mismo).
Este comentario está cargado de mala fe y suele venir de gente que no hace nada o muy poco por ninguna causa. Es una simple excusa para sentirse mejor con uno mismo. Sinceramente no creo que haya muchos activistas por los derechos humanos que hicieran este comentario. A pesar de todo, a esta gente también hay que darles argumentos presentados de una manera correcta.
El maltrato, el sometimiento, el abuso, la explotación a la que sometemos a los demás animales es un problema importante y urgente. Es importante porque afecta a un grandísimo número de individuos (sólo en EUA son matados para el consumo unos 10.000 millones de animales cada año) y provoca una cantidad de sufrimiento inimaginable. Por tanto, luchar por los derechos de los animales es una causa justa en sí misma, independientemente de que haya otros problemas importantes. Además hemos de pensar que son muchas menos las personas concienciadas en la defensa de los animales y que hacen activismo por ellos.
Por otra parte, con este argumento se pospondría por siempre la causa de los derechos de los animales, puesto que es muy inocente pensar que algún día se erradicaran todos los problemas humanos.
Una cosa no quita la otra. Igual que trabajar en una ONG que lucha contra el hambre en el mundo no implica indiferencia ante, por ejemplo, la explotación infantil, de igual manera preocuparse por los animales no humanos no significa desinterés por los problemas humanos. De hecho, entre unos y otros hay una clara conexión. No son pocos los activistas animalistas que empezaron en el campo de los derechos humanos. El mismo Henry Spira es un buen ejemplo y yo misma conozco a unos cuantos más. Lo mismo sucede a la inversa, una persona que se preocupe por los animales es más fácil que actúe también en defensa de los humanos. Lo que suele pasar es que nuestro tiempo y dinero son limitados, así que acabamos dedicándonos a un ámbito de actuación. A veces dentro del mismo movimiento por los derechos de los animales te acabas especializando en un ámbito de explotación (pieles, experimentación, espectáculos...) o te limitas a colaborar con una organización. Aunque repito que no son pocos los ejemplos de activistas por los derechos de unos y de otros.
Trabajar por los derechos de los animales es también una manera de luchar por los derechos humanos. Se ha investigado y demostrado científicamente lo que nos venía diciendo a gritos el sentido común: que la violencia contra los animales está fuertemente vinculada con la violencia contra las personas. La violencia es una y suele manifestarse contra los más indefensos y vulnerables, que son los animales, los niños, las mujeres, los ancianos... En este sentido es interesante esta web que explora esta conexión: GEVHA (grupo para el estudio de la violencia hacia humanos y animales). Ya lo dice el lema: "Animal liberation, human liberation". Sin duda, una sociedad que respete a los animales, los que están a nuestra merced, sería una sociedad justa y respetuosa también con nuestros compañeros de especie. El mundo con el que soñamos, vaya.
En cualquier caso, si alguien se está planteando hacerse vegano pero le frena la idea de que hay otros problemas más importantes por resolver, le diría que esto no debe ser ningún impedimento. Puede ser vegano y dedicar sus recursos en alguna causa humanitaria. El veganismo no le va a costar tiempo ni dinero, más bien se lo va a ahorrar. Sólo tendrá que elegir otro producto en el supermercado u otro plato del menú. De igual modo que no hace falta ser una feminista militante para no ser un maltratador de mujeres, no hace falta ser un activista animalista para dejar de participar en la explotación y muerte de los demás animales.
Este comentario está cargado de mala fe y suele venir de gente que no hace nada o muy poco por ninguna causa. Es una simple excusa para sentirse mejor con uno mismo. Sinceramente no creo que haya muchos activistas por los derechos humanos que hicieran este comentario. A pesar de todo, a esta gente también hay que darles argumentos presentados de una manera correcta.
El maltrato, el sometimiento, el abuso, la explotación a la que sometemos a los demás animales es un problema importante y urgente. Es importante porque afecta a un grandísimo número de individuos (sólo en EUA son matados para el consumo unos 10.000 millones de animales cada año) y provoca una cantidad de sufrimiento inimaginable. Por tanto, luchar por los derechos de los animales es una causa justa en sí misma, independientemente de que haya otros problemas importantes. Además hemos de pensar que son muchas menos las personas concienciadas en la defensa de los animales y que hacen activismo por ellos.
Por otra parte, con este argumento se pospondría por siempre la causa de los derechos de los animales, puesto que es muy inocente pensar que algún día se erradicaran todos los problemas humanos.
Una cosa no quita la otra. Igual que trabajar en una ONG que lucha contra el hambre en el mundo no implica indiferencia ante, por ejemplo, la explotación infantil, de igual manera preocuparse por los animales no humanos no significa desinterés por los problemas humanos. De hecho, entre unos y otros hay una clara conexión. No son pocos los activistas animalistas que empezaron en el campo de los derechos humanos. El mismo Henry Spira es un buen ejemplo y yo misma conozco a unos cuantos más. Lo mismo sucede a la inversa, una persona que se preocupe por los animales es más fácil que actúe también en defensa de los humanos. Lo que suele pasar es que nuestro tiempo y dinero son limitados, así que acabamos dedicándonos a un ámbito de actuación. A veces dentro del mismo movimiento por los derechos de los animales te acabas especializando en un ámbito de explotación (pieles, experimentación, espectáculos...) o te limitas a colaborar con una organización. Aunque repito que no son pocos los ejemplos de activistas por los derechos de unos y de otros.
Trabajar por los derechos de los animales es también una manera de luchar por los derechos humanos. Se ha investigado y demostrado científicamente lo que nos venía diciendo a gritos el sentido común: que la violencia contra los animales está fuertemente vinculada con la violencia contra las personas. La violencia es una y suele manifestarse contra los más indefensos y vulnerables, que son los animales, los niños, las mujeres, los ancianos... En este sentido es interesante esta web que explora esta conexión: GEVHA (grupo para el estudio de la violencia hacia humanos y animales). Ya lo dice el lema: "Animal liberation, human liberation". Sin duda, una sociedad que respete a los animales, los que están a nuestra merced, sería una sociedad justa y respetuosa también con nuestros compañeros de especie. El mundo con el que soñamos, vaya.
En cualquier caso, si alguien se está planteando hacerse vegano pero le frena la idea de que hay otros problemas más importantes por resolver, le diría que esto no debe ser ningún impedimento. Puede ser vegano y dedicar sus recursos en alguna causa humanitaria. El veganismo no le va a costar tiempo ni dinero, más bien se lo va a ahorrar. Sólo tendrá que elegir otro producto en el supermercado u otro plato del menú. De igual modo que no hace falta ser una feminista militante para no ser un maltratador de mujeres, no hace falta ser un activista animalista para dejar de participar en la explotación y muerte de los demás animales.
sábado, 2 de abril de 2011
Veganos dejan morir a su hija
Este jueves muchos medios de comunicación informaban del caso de dos veganos juzgados por dejar morir a su hija. Por ejemplo, en el periódico gratuito ADN aparecía la nota siguiente:
Una pareja de veganos está siendo juzgada en Amiens (Francia) acusada de haber dejado morir de malnutrición a su bebé de 11 meses, en marzo de 2008. Hasta su muerte, la menor solo recibió la leche que mamaba del pecho de su madre.
Éste no es el primer caso de niños veganos con carencias alimentarias que aparece en los medios. Desgraciadamente en esta ocasión el bebé no sobrevivió. Leyendo más sobre el tema por internet, resulta que los padres negaron asistencia médica a la niña y la cuidaban a base de remedios caseros como "cataplasmas de col".
En primer lugar, quiero decir que no creo que haya ningún vegano que niegue que estos padres han sido unos irresponsables y merecen ser castigados.
Este es un tema delicado porque la noticia no dice nada que no sea cierto, pero sí que ayuda a crear una imagen distorsionada de lo que es el veganismo, incluso creo que puede fomentar la criminalización de este colectivo, aunque no sea de manera intencionada. No nos engañemos, cualquiera que lea esta noticia pensará que el veganismo es una dieta incompleta y peligrosa para la salud y que los veganos son unos radicales capaces de dejar morir a sus hijos con tal de ser fieles a sus principios.
Lo que la gente no puede deducir de esta noticia es que la dieta vegana bien planificada es saludable y apta para cualquier ciclo de la vida (embarazo, infancia, adolescencia, etc.) según las asociaciones nutricionistas más prestigiosas, como la ADA. Y sin irnos tan lejos, la propia Generalitat de Catalunya dice lo mismo en un informe que se puede encontrar en su web.
Tampoco se nos dice nada de los niños no veganos que mueren por causa de la negligencia de sus padres, ni de todos los niños veganos perfectamente sanos que hay en todo el mundo. Seguramente padres e hijos veganos como los de este video no serán nunca noticia.
En general los vegetarianos y veganos son personas que se preocupan de su alimentación más de lo que hace la mayoría, pero aunque no fuera así, nunca podrá ser tolerable que no se preocupen de la alimentación de sus hijos, que dependen de ellos. Es más, desde mi punto de vista, cualquier vegano que no se preocupe de su salud está siendo un irresponsable, porque por no saber o no querer alimentarse bien está ayudando a difundir la idea de que la dieta 100% vegetal no es viable.
---
Os paso este interesante artículo para completar el tema. Nota del 18 de abril.
Una pareja de veganos está siendo juzgada en Amiens (Francia) acusada de haber dejado morir de malnutrición a su bebé de 11 meses, en marzo de 2008. Hasta su muerte, la menor solo recibió la leche que mamaba del pecho de su madre.
Éste no es el primer caso de niños veganos con carencias alimentarias que aparece en los medios. Desgraciadamente en esta ocasión el bebé no sobrevivió. Leyendo más sobre el tema por internet, resulta que los padres negaron asistencia médica a la niña y la cuidaban a base de remedios caseros como "cataplasmas de col".
En primer lugar, quiero decir que no creo que haya ningún vegano que niegue que estos padres han sido unos irresponsables y merecen ser castigados.
Este es un tema delicado porque la noticia no dice nada que no sea cierto, pero sí que ayuda a crear una imagen distorsionada de lo que es el veganismo, incluso creo que puede fomentar la criminalización de este colectivo, aunque no sea de manera intencionada. No nos engañemos, cualquiera que lea esta noticia pensará que el veganismo es una dieta incompleta y peligrosa para la salud y que los veganos son unos radicales capaces de dejar morir a sus hijos con tal de ser fieles a sus principios.
Lo que la gente no puede deducir de esta noticia es que la dieta vegana bien planificada es saludable y apta para cualquier ciclo de la vida (embarazo, infancia, adolescencia, etc.) según las asociaciones nutricionistas más prestigiosas, como la ADA. Y sin irnos tan lejos, la propia Generalitat de Catalunya dice lo mismo en un informe que se puede encontrar en su web.
Tampoco se nos dice nada de los niños no veganos que mueren por causa de la negligencia de sus padres, ni de todos los niños veganos perfectamente sanos que hay en todo el mundo. Seguramente padres e hijos veganos como los de este video no serán nunca noticia.
En general los vegetarianos y veganos son personas que se preocupan de su alimentación más de lo que hace la mayoría, pero aunque no fuera así, nunca podrá ser tolerable que no se preocupen de la alimentación de sus hijos, que dependen de ellos. Es más, desde mi punto de vista, cualquier vegano que no se preocupe de su salud está siendo un irresponsable, porque por no saber o no querer alimentarse bien está ayudando a difundir la idea de que la dieta 100% vegetal no es viable.
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Os paso este interesante artículo para completar el tema. Nota del 18 de abril.
domingo, 20 de marzo de 2011
Tengo una debilidad
Tengo que confesar que cuando alguien dice que los animales están para que los usemos siento la debilidad de mandarlo a la mierda. Algo parecido me pasa cuando escucho a quien justifica que las mujeres están por debajo de los hombres o que los homosexuales son unos enfermos. Sin embargo, en los dos últimos casos podría hasta hacerlo, ya que éstas ya no son las ideas "oficialmente" aceptadas, las políticamente correctas. En cambio contra los que justifican el uso de animales tienes que poner la mejor sonrisa, cargarte de paciencia y saber comunicar todos los argumentos del mundo. Necesitas una artillería de razonamientos para defender que se respete y se tenga en consideración a individuos que sienten y tienen intereses propios. Increible pero cierto.Y sin embargo, todos los argumentos del mundo, en la gran mayoría de los casos, servirán de bien poco. No es verdad que hubo un tiempo en que se escribían ensayos para defender los derechos más básicos de las mujeres o de las minorías étnicas? Pues eso, que la historia no se ha terminado.
Y en relación con esto, hace unos días, Buenafuente (el humorista del que hablé el otro día, y que conste que no tengo ninguna fijación con él) fue noticia en relación con el maltrato a los animales. Buenafuente se había adherido a una campaña contra el maltrato animal y un usuario de Twitter comentó: "Libia en plena guerra y la preocupación de Buenafuente y otros es el maltrato animal. Vaya tela", a lo que el humorista le contestó "Tú eres gilipollas". Todo esto ha traído su cola, porque es verdad que no son las mejores formas, aunque ante argumentos demagógicos y cargados de mala fe a uno se le puede ir la lengua. Somos humanos.
Los animalistas no podemos permitirnos esa despreocupación en nuestras respuestas, porque con nuestra voz estamos dando voz a otros y debemos ser responsables, aunque muchas veces se nos quede en el buche un vete a la mierda, mayúsculo.
La campaña a la que se refería pide el endurecimiento de las penas contra el maltrato animal, una eterna petición que estos días ha sido reavivada por el caso del cachorro Schnauzi, que fue grabado por su asesino mientras lo torturaba hasta la muerte. Cosas así destrozan el alma de uno. Ante tanta maldad no hay comentarios posibles. En muchas ciudades españolas se han convocado manifestaciones para el día 25 y todos los que no somos indiferentes ante el maltrato animal deberíamos asistir. Tenemos que ser muchos para que los políticos entiendan que se trata de una preocupación social y la tengan en consideración.
Aquí hay más información sobre las manifestaciones.
Esta campaña busca el endurecimiento contra una clase de maltrato animal, pero no de todo. De todos formas, se ha de ver como un paso en la carrera por conseguir el reconocimiento de los derechos de todos los animales.
Y en relación con esto, hace unos días, Buenafuente (el humorista del que hablé el otro día, y que conste que no tengo ninguna fijación con él) fue noticia en relación con el maltrato a los animales. Buenafuente se había adherido a una campaña contra el maltrato animal y un usuario de Twitter comentó: "Libia en plena guerra y la preocupación de Buenafuente y otros es el maltrato animal. Vaya tela", a lo que el humorista le contestó "Tú eres gilipollas". Todo esto ha traído su cola, porque es verdad que no son las mejores formas, aunque ante argumentos demagógicos y cargados de mala fe a uno se le puede ir la lengua. Somos humanos.
Los animalistas no podemos permitirnos esa despreocupación en nuestras respuestas, porque con nuestra voz estamos dando voz a otros y debemos ser responsables, aunque muchas veces se nos quede en el buche un vete a la mierda, mayúsculo.
La campaña a la que se refería pide el endurecimiento de las penas contra el maltrato animal, una eterna petición que estos días ha sido reavivada por el caso del cachorro Schnauzi, que fue grabado por su asesino mientras lo torturaba hasta la muerte. Cosas así destrozan el alma de uno. Ante tanta maldad no hay comentarios posibles. En muchas ciudades españolas se han convocado manifestaciones para el día 25 y todos los que no somos indiferentes ante el maltrato animal deberíamos asistir. Tenemos que ser muchos para que los políticos entiendan que se trata de una preocupación social y la tengan en consideración.
Aquí hay más información sobre las manifestaciones.
Esta campaña busca el endurecimiento contra una clase de maltrato animal, pero no de todo. De todos formas, se ha de ver como un paso en la carrera por conseguir el reconocimiento de los derechos de todos los animales.
domingo, 13 de marzo de 2011
Plumcake vegano de zanahoria y nueces
Como llevo una temporada muy filosófica, hoy voy a poner una receta dulce para compensar. Es un plumcake de zanahoria y nueces que aprendí en un curso de Toni Rodríguez, el chef que está detrás de Lujuria vegana (casi nada).
Ingredientes:
150 gr de harina
80 gr de azúcar moreno o fructosa
½ sobre de levadura Royal
½ cucharadita de canela
1 cucharadita de sal
150 gr de zanahorias
30-40 gr de nueces peladas
80 ml aceite de girasol
esencia de vainilla, vainilla en rama infusionada o flor de azahar infusionada (opcional)
jengibre confitado
150 ml de agua
Preparación:
Mezclar en un bol los ingredientes secos (harina, azúcar, levadura, canela y sal). Cortar en trozos muy pequeños y triturar en el minipimer las zanahorias (150 gr una vez peladas y sin las puntas) y las nueces. Añadir la mezcla al bol. Añadir el agua, el aceite de girasol, una cucharadita de esencia de vainilla (o la infusión de la vainilla en rama) o de infusión de flor de azahar y unos trozos pequeños de jengibre confitado (como un puñadito).
Preparar el molde de plumcake poniéndole papel de hornear en la base y los lados. Poner un poco de aceite en las paredes del molde para que el papel se pegue.
Precalentar el horno a 190º y hornear por el pastel por debajo a 180º hasta que al pinchar con un tenedor, salga seco. Dejar fuera del horno hasta que se enfríe y guardar en la nevera.
Un truco es que para hacer pasteles se puede sustituir la leche de soja por agua. Sale más barato y el resultado es el mismo.
A lo mejor la foto no le hace mucha justicia, pero es muy bueno y la mezcla de los ingredientes y el toque del jengibre le dan un sabor original.
Ingredientes:
150 gr de harina
80 gr de azúcar moreno o fructosa
½ sobre de levadura Royal
½ cucharadita de canela
1 cucharadita de sal
150 gr de zanahorias
30-40 gr de nueces peladas
80 ml aceite de girasol
esencia de vainilla, vainilla en rama infusionada o flor de azahar infusionada (opcional)
jengibre confitado
150 ml de agua
Preparación:
Mezclar en un bol los ingredientes secos (harina, azúcar, levadura, canela y sal). Cortar en trozos muy pequeños y triturar en el minipimer las zanahorias (150 gr una vez peladas y sin las puntas) y las nueces. Añadir la mezcla al bol. Añadir el agua, el aceite de girasol, una cucharadita de esencia de vainilla (o la infusión de la vainilla en rama) o de infusión de flor de azahar y unos trozos pequeños de jengibre confitado (como un puñadito).
Preparar el molde de plumcake poniéndole papel de hornear en la base y los lados. Poner un poco de aceite en las paredes del molde para que el papel se pegue.
Precalentar el horno a 190º y hornear por el pastel por debajo a 180º hasta que al pinchar con un tenedor, salga seco. Dejar fuera del horno hasta que se enfríe y guardar en la nevera.
Un truco es que para hacer pasteles se puede sustituir la leche de soja por agua. Sale más barato y el resultado es el mismo.
A lo mejor la foto no le hace mucha justicia, pero es muy bueno y la mezcla de los ingredientes y el toque del jengibre le dan un sabor original.
lunes, 28 de febrero de 2011
Dos preguntas
Sé cómo están las cosas, o así lo creo. La realidad se esconde y nos la escondemos, son muchos los intereses económicos, políticos y personales para continuar como siempre, para no cambiar.
Mi camino lo inicié al ser consciente de mi hipocresía, de mi autocomplacencia. Hasta los 27 años no dejé la carne y tardé 3 años más en dejar el resto de productos fruto de la explotación animal. Ahora siento que debo hacer algo más, porque son demasiados lo indiferentes, prácticamente todos, y muy pocos los que estamos dispuestos a hacer algo por los que están a nuestra merced, totalmente desprotegidos y vulnerables.
Sin embargo, desde que tengo conciencia siempre he sentido un malestar ante el plato de carne. Era un malestar que iba y venía, tampoco estaba siempre presente y cuando aparecía me cuidaba de esconderlo. Iba a temporada, a días o momentos, pero el malestar siempre volvía a aparecer y yo siempre lo volvía a esconder. Bien tapadito, para que no me hiciera sufrir y no me obligara a tener que cambiar. Cuantas veces me comí un plato de carne con repugnancia o lo tuve que apartar. Cuantas veces esos restos me recordaron la vida de alguien que había sido. Sin embargo, la mayoría de las veces era indiferente. Eso tampoco lo vamos a negar.
En un mundo en el que el debate sobre el respeto por los animales no humanos es inexistente, o casi, no es raro que te acabes por sentir rara, ridícula, preocupada por algo que no existe a los ojos de la mayoría. Ellos pueden hasta compadecerse de mí, enfadada con el mundo, yendo a contracorriente, creyendo en un mundo que nunca veré y que puede que nunca llegue a ser. Sin embargo, puede que sea todo eso y más, pero lo que nadie podrá decir es que actué con mala fe o que fui cobarde porque pensé una cosa e hice otra.
Me cuesta entender a los omnívoros que comen carne y nunca han sentido el desasosiego de digerir los restos de alguien. Tengo una pregunta para ellos, sin mala fe, pero con incomprensión, quizás la misma que la gente como yo les pueda inspirar. Mi pregunta es: tenéis corazón? A lo mejor me paso, porque para vosotros en el plato no hay alguien sino sólo algo. Es verdad que la empatía también se aprende, pero a mí se me hace difícil entender que alguien no pueda compadecerse por otro ser que también siente, sólo porque es de otra especie. Unos ojos que te miran son unos ojos que te miran. No quiero ofender a nadie, pero a veces no puedo evitar plantearme eso, si tenéis corazón.
Y para aquellos que sí habéis sentido alguna vez ese malestar, mi pregunta es: a qué esperáis para trazar una linea recta entre lo que sentís, pensáis y hacéis? Seguro que tenéis mil dudas y muchas preguntas por responder, pero entonces lo más sensato es buscar respuestas en lugar de esconder vuestro malestar bajo la alfombra de la hipocresía, tal como hacía yo.
Es algo más complejo de lo que yo lo pinto, pero también es verdad que las cosas más terribles de este mundo a veces no se sustentan en la maldad, sino en la ignorancia y la indiferencia de una gran mayoría de buenas personas.
Mi camino lo inicié al ser consciente de mi hipocresía, de mi autocomplacencia. Hasta los 27 años no dejé la carne y tardé 3 años más en dejar el resto de productos fruto de la explotación animal. Ahora siento que debo hacer algo más, porque son demasiados lo indiferentes, prácticamente todos, y muy pocos los que estamos dispuestos a hacer algo por los que están a nuestra merced, totalmente desprotegidos y vulnerables.
Sin embargo, desde que tengo conciencia siempre he sentido un malestar ante el plato de carne. Era un malestar que iba y venía, tampoco estaba siempre presente y cuando aparecía me cuidaba de esconderlo. Iba a temporada, a días o momentos, pero el malestar siempre volvía a aparecer y yo siempre lo volvía a esconder. Bien tapadito, para que no me hiciera sufrir y no me obligara a tener que cambiar. Cuantas veces me comí un plato de carne con repugnancia o lo tuve que apartar. Cuantas veces esos restos me recordaron la vida de alguien que había sido. Sin embargo, la mayoría de las veces era indiferente. Eso tampoco lo vamos a negar.
En un mundo en el que el debate sobre el respeto por los animales no humanos es inexistente, o casi, no es raro que te acabes por sentir rara, ridícula, preocupada por algo que no existe a los ojos de la mayoría. Ellos pueden hasta compadecerse de mí, enfadada con el mundo, yendo a contracorriente, creyendo en un mundo que nunca veré y que puede que nunca llegue a ser. Sin embargo, puede que sea todo eso y más, pero lo que nadie podrá decir es que actué con mala fe o que fui cobarde porque pensé una cosa e hice otra.
Me cuesta entender a los omnívoros que comen carne y nunca han sentido el desasosiego de digerir los restos de alguien. Tengo una pregunta para ellos, sin mala fe, pero con incomprensión, quizás la misma que la gente como yo les pueda inspirar. Mi pregunta es: tenéis corazón? A lo mejor me paso, porque para vosotros en el plato no hay alguien sino sólo algo. Es verdad que la empatía también se aprende, pero a mí se me hace difícil entender que alguien no pueda compadecerse por otro ser que también siente, sólo porque es de otra especie. Unos ojos que te miran son unos ojos que te miran. No quiero ofender a nadie, pero a veces no puedo evitar plantearme eso, si tenéis corazón.
Y para aquellos que sí habéis sentido alguna vez ese malestar, mi pregunta es: a qué esperáis para trazar una linea recta entre lo que sentís, pensáis y hacéis? Seguro que tenéis mil dudas y muchas preguntas por responder, pero entonces lo más sensato es buscar respuestas en lugar de esconder vuestro malestar bajo la alfombra de la hipocresía, tal como hacía yo.
Es algo más complejo de lo que yo lo pinto, pero también es verdad que las cosas más terribles de este mundo a veces no se sustentan en la maldad, sino en la ignorancia y la indiferencia de una gran mayoría de buenas personas.
lunes, 14 de febrero de 2011
Mamá adoptada
Éste es Leo cuando era pequeño. Lo encontramos en un solar al lado de casa y en un principio lo íbamos a llevar a una protectora, pero por suerte no lo hicimos y nos lo quedamos. Por aquel entonces ya teníamos a Misu y más adelante llegaría Lupita.
Cuando los gatos que tienes no son buscados, sino que los has encontrado, la gente suele hacer comentarios del tipo "pero cuantos gatos tienes ya?" y cosas así. Digamos que nadie se alegra por ti. En parte lo entiendo, porque son como la llegada de un niño que no se esperaba, que no era deseado. A mi padre, por ejemplo, no le caen muy bien mis gatos, supongo que porque los ve como una carga para mí y cree que no debería preocuparme por ellos. De Leo siempre ha dicho que es muy feo y orejudo. Bueno, digamos que Leo no es un gato muy guapo, pero eso no lo hace menos importante para mí.
Diría que Leo es un amigo si no fuera porque es mi niño. De hecho, yo soy su mami adoptada. Sí, lo digo bien, adoptada y no adoptiva, porque fue él quien me adoptó. La cosa fue así: el primer día que estuvo en casa se subió a un armario sin querer saber nada de nadie. A la mañana siguiente, viendo que le dábamos de comer y que íbamos en son de paz, bajó del armario y se me sentó encima, me miró fijamente y me tocó con su cabecita debajo de la barbilla. Desde ese momento estaba claro, yo había sido adoptada como su mami. Lo que vino después fue un idilio de cariñitos y empalagueo, porque para Leo las caricias y los mimitos nunca son suficientes. Ahora ya es un gatito adulto y está un poco más desprendido pero el cariño que nos tenemos no puede cambiar.
Podría explicar mil cosas de Leo, de lo bicho que llega a ser, de cómo nos engaña para quitarnos la silla, para que estemos por él, como nos despierta a horas intempestivas, como le gusta hacer la vida imposible al pobre Misu, etc. Por cierto, una cosa muy especial suya, que yo al menos no he visto en ningún gato antes, es que me habla!! Sí, sí, si yo me lo quedo mirando, el gato me mira y emite ruiditos con la boca, pequeños maullidos y chasquidos, una cosa muy rara. Me dice cositas, lo que ya no sé el qué ;-)
Otro día hablaré de Misu y Lupita, cada uno diferente, con su forma de ser que los hace únicos e irrepetibles. Ellos me recuerdan cada día porque soy vegana y porque defender los derechos de los animales es tan importante y urgente. Sin ellos, la casa y mi corazón estarían más vacios.
Otra foto de Leo, para que veáis lo guapo que está:
miércoles, 2 de febrero de 2011
Cultura animalista
Hace un tiempo Andreu Buenafuente (un humorista catalán, para los que no lo sepan) hacía un monólogo en el que ridiculizaba a vegetarianos y veganos. Por ejemplo, decía que un vegetariano es aquel que te quiere hacer creer que es feliz sin comer carne, o que un vegano es aquel que sólo como vegetales, aunque un día se encontró a uno intentándose comer una farola. Otro día, un monologuista amateur en un programa del tipo "El club de la comedia" explicaba que él era vegetariano y no podía entender como su novia al ver la película "Babe" se ponía a pensar en el McDonald's, porque sería como si a él una selva amazónica le recordara el Ikea. También explicaba que buscando trabajo encontró un anuncio para cubrir una plaza de asesino vestido de payaso, se presentó y resultó que buscaban un torero.
A dónde quiero llegar? Pues bien, como vegana me hacen bastante más gracia los chistes del segundo monologuista. No vamos a engañar a nadie. Pero es verdad que el humor puede ser ofensivo y por lo que veo la mayoría de las veces lo es. Sí, como vegana podría sentirme ofendida por los chistes de Buenafuente, pero para qué?
A uno le gusta decir, o sentir que dicen por él, y no tanto ser dicho. Los vegetarianos y veganos solemos ser objeto de humor, pero pocas veces sujetos, creadores de ese humor. En fin, pienso que no es que sobren los humoristas que hacen chistes sobre vegetarianos, sino que faltan los humoristas vegetarianos que muestren su versión de lo que es ser vegetariano y nos hagan reir con chistes sobre carnívoros, por ejemplo.
Quien habla de humor habla de tantas otras cosas. Faltan personas que sean sujetos, creadoras de una cultura animalista. Hacen falta humoristas, directores de cine, guionistas, presentadores de televisión y un largo etcétera de personas animalistas que muestren el mundo desde nuestro lado. Porque tener la palabra tiene mucho valor. De eso no hay duda.
A mi modo de ver el animalismo se refleja básicamente en la literatura filosófica y sobre el movimiento de los derechos de los animales. Por supuesto, también hay toda una literatura sobre nutrición y cocina vegetariana y vegana. Esto es así por razones obvias, pero pienso que el crecimiento de una cultura animalista sería de gran ayuda, sobre todo porque ayudaría a la normalización, a hacer visible a todo un colectivo y sus ideas.
Es por eso que me gustan tanto los cuentos infantiles para niños vegetarianos/veganos. También las obras de escritores vegetarianos que reflejan su manera de ver las cosas, como Isaac B. Singer o J. M. Coetzee.
Para muestra un botón: aquí os dejo un enlace a la página de un dibujante de cómics vegano que ironiza en sus viñetas sobre el trato que damos a los demás animales.
También hay artistas veganos que muestran sus inquietudes en sus obras. Buscando por internet se pueden encontrar cosas interesantes.
Seguro que debe haber multitud de ejemplos de la cultura animalista y estoy segura que cada vez irá a más. Y a más veganos más fácil será que crezca esa cultura, que en definitiva es una herramienta para ayudar a los demás animales.
A dónde quiero llegar? Pues bien, como vegana me hacen bastante más gracia los chistes del segundo monologuista. No vamos a engañar a nadie. Pero es verdad que el humor puede ser ofensivo y por lo que veo la mayoría de las veces lo es. Sí, como vegana podría sentirme ofendida por los chistes de Buenafuente, pero para qué?
A uno le gusta decir, o sentir que dicen por él, y no tanto ser dicho. Los vegetarianos y veganos solemos ser objeto de humor, pero pocas veces sujetos, creadores de ese humor. En fin, pienso que no es que sobren los humoristas que hacen chistes sobre vegetarianos, sino que faltan los humoristas vegetarianos que muestren su versión de lo que es ser vegetariano y nos hagan reir con chistes sobre carnívoros, por ejemplo.
Quien habla de humor habla de tantas otras cosas. Faltan personas que sean sujetos, creadoras de una cultura animalista. Hacen falta humoristas, directores de cine, guionistas, presentadores de televisión y un largo etcétera de personas animalistas que muestren el mundo desde nuestro lado. Porque tener la palabra tiene mucho valor. De eso no hay duda.
A mi modo de ver el animalismo se refleja básicamente en la literatura filosófica y sobre el movimiento de los derechos de los animales. Por supuesto, también hay toda una literatura sobre nutrición y cocina vegetariana y vegana. Esto es así por razones obvias, pero pienso que el crecimiento de una cultura animalista sería de gran ayuda, sobre todo porque ayudaría a la normalización, a hacer visible a todo un colectivo y sus ideas.
Es por eso que me gustan tanto los cuentos infantiles para niños vegetarianos/veganos. También las obras de escritores vegetarianos que reflejan su manera de ver las cosas, como Isaac B. Singer o J. M. Coetzee.
Para muestra un botón: aquí os dejo un enlace a la página de un dibujante de cómics vegano que ironiza en sus viñetas sobre el trato que damos a los demás animales.
También hay artistas veganos que muestran sus inquietudes en sus obras. Buscando por internet se pueden encontrar cosas interesantes.
Seguro que debe haber multitud de ejemplos de la cultura animalista y estoy segura que cada vez irá a más. Y a más veganos más fácil será que crezca esa cultura, que en definitiva es una herramienta para ayudar a los demás animales.
viernes, 21 de enero de 2011
Cambiamos lo justo
Ya sé que soy una pesada con esto del cambio pero es que es un tema que me interesa. Supongo que me maravilla que haya tantas personas buenas y compasivas que entienden que los animales no son cosas y que merecen respeto pero que no están dispuestas a cambiar un ápice de sus hábitos para ser consecuentes con lo que piensan.
Creo que, en general, cambiamos lo justo, porque cambiar conlleva una crisis, no es cómodo, así que si podemos elegir nos quedamos con la opción fácil: no cambiar. Creo que uno cambia lo justo y necesario para sentirse bien consigo mismo, para mantener su consistencia moral a raya. Por ejemplo, hay mucha gente que tiene suficiente comiendo unos animales y no otros, o comiéndolos menos a menudo. Hay bastantes "vegetarianos" que sólo comen carne en ocasiones especiales, cuando salen con amigos y en las reuniones familiares. De esta forma no "hacen un feo" y tampoco tienen que comprometerse demasiado. Pueden evitar las burlas y el tener que sentirse los "raritos" de la fiesta. Con esto no pretendo criticar a nadie, además soy de las que piensa que hacer algo es siempre mejor que no hacer nada y dando un paso estamos más cerca de dar otro... y otro.
Si lo pienso un poco, yo me hice ovo-lacto-vegetariana cuando no pude soportar seguir comiendo animales y me hice vegana cuando no pude soportar más seguir consumiendo productos que provenían de la explotación de los animales. No creo que fuera una elección, porque no hubiera elegido ir a contracorriente con lo cómodo y agradable que es dejarse llevar por las aguas cristalinas ;-)
También es más fácil cambiar cuando tenemos poco que perder. No suena muy bien pero así lo creo, aunque no se puede generalizar. Por ejemplo, hay épocas de la vida en las que uno está más abierto al cambio. Cuando eres adolescente o vas a la universidad todavía estás formando tu identidad, estás más abierto a nuevas ideas y eres más crítico. El principio de la convivencia de una pareja también puede ser un momento favorable al cambio. La cosa se complica cuando estamos asentados, con familia, niños, y nuestro grupo de amigos. Entonces tenemos más que perder.
Si estamos acostumbrados a ser como los demás, desentonar puede ser pedir demasiado, aunque sea a costa de nuestros principios. También hay personas acostumbradas a "desentonar" por gusto o por no poder evitarlo. Puede que el cambio sea más duro "socialmente" para una persona que siempre ha sido como todos los demás, en la manera de pensar, de actuar, de vestir, que para alguien que siempre ha sido un poco "diferente".
Como digo, no se puede generalizar. Si habéis visto el documental Peaceble Kingdom recordaréis los testimonios del grangero y del empresario ganadero. Son tremendos por lo duro que les resultó a estas personas hacerse veganas. No porque fuera duro dejar el bistec, sino por el rechazo de todo su círculo social. Estas personas sentían una necesidad tan fuerte de dejar de ser cómplices de la explotación de los animales que fueron capaces de superar todas estas trabas.
En fin, creo que hay unas circunstancias que favorecen la capacidad de cambio de una persona. Son reflexiones en voz alta. Por supuesto, vuestros comentarios serán bienvenidos.
Y con esto espero acabar y no dar más la vara con este tema.
Creo que, en general, cambiamos lo justo, porque cambiar conlleva una crisis, no es cómodo, así que si podemos elegir nos quedamos con la opción fácil: no cambiar. Creo que uno cambia lo justo y necesario para sentirse bien consigo mismo, para mantener su consistencia moral a raya. Por ejemplo, hay mucha gente que tiene suficiente comiendo unos animales y no otros, o comiéndolos menos a menudo. Hay bastantes "vegetarianos" que sólo comen carne en ocasiones especiales, cuando salen con amigos y en las reuniones familiares. De esta forma no "hacen un feo" y tampoco tienen que comprometerse demasiado. Pueden evitar las burlas y el tener que sentirse los "raritos" de la fiesta. Con esto no pretendo criticar a nadie, además soy de las que piensa que hacer algo es siempre mejor que no hacer nada y dando un paso estamos más cerca de dar otro... y otro.
Si lo pienso un poco, yo me hice ovo-lacto-vegetariana cuando no pude soportar seguir comiendo animales y me hice vegana cuando no pude soportar más seguir consumiendo productos que provenían de la explotación de los animales. No creo que fuera una elección, porque no hubiera elegido ir a contracorriente con lo cómodo y agradable que es dejarse llevar por las aguas cristalinas ;-)
También es más fácil cambiar cuando tenemos poco que perder. No suena muy bien pero así lo creo, aunque no se puede generalizar. Por ejemplo, hay épocas de la vida en las que uno está más abierto al cambio. Cuando eres adolescente o vas a la universidad todavía estás formando tu identidad, estás más abierto a nuevas ideas y eres más crítico. El principio de la convivencia de una pareja también puede ser un momento favorable al cambio. La cosa se complica cuando estamos asentados, con familia, niños, y nuestro grupo de amigos. Entonces tenemos más que perder.
Si estamos acostumbrados a ser como los demás, desentonar puede ser pedir demasiado, aunque sea a costa de nuestros principios. También hay personas acostumbradas a "desentonar" por gusto o por no poder evitarlo. Puede que el cambio sea más duro "socialmente" para una persona que siempre ha sido como todos los demás, en la manera de pensar, de actuar, de vestir, que para alguien que siempre ha sido un poco "diferente".
Como digo, no se puede generalizar. Si habéis visto el documental Peaceble Kingdom recordaréis los testimonios del grangero y del empresario ganadero. Son tremendos por lo duro que les resultó a estas personas hacerse veganas. No porque fuera duro dejar el bistec, sino por el rechazo de todo su círculo social. Estas personas sentían una necesidad tan fuerte de dejar de ser cómplices de la explotación de los animales que fueron capaces de superar todas estas trabas.
En fin, creo que hay unas circunstancias que favorecen la capacidad de cambio de una persona. Son reflexiones en voz alta. Por supuesto, vuestros comentarios serán bienvenidos.
Y con esto espero acabar y no dar más la vara con este tema.
domingo, 16 de enero de 2011
Mataderos
Tras su última gota de leche es un reportaje sobre mataderos grabado en Austria, uno de los países con una legislación de bienestar animal más avanzada, y en el que no se han utilizado cámaras ocultas, así que cabe esperar que los matarifes estén haciendo su mejor trabajo. Como veréis, esto no impide que los animales sean degollados y mutilados cuando aún están conscientes. La realidad es ésta, y mucho peor, para miles de millones de animales destinados cada año al consumo humano.
En la gran mayoría de los casos, creo que difundir vídeos como éste no sirve de nada, ya que mucha gente no los quiere ver (es una realidad incómoda y preferimos hacernos creer que no la conocemos para no tener que posicionarnos) y entre quienes los ven están los que sienten indiferencia y los que, a pesar de pensar que es algo triste e injusto, no están dispuestos a hacer nada.
De todas formas, no pierdo la esperanza de que pueda hacer que alguien se plantee el trato que damos a los demás animales. De hecho, este vídeo nos ayudó a F. y a mí a dar el paso al veganismo, cuando lo vimos en una conferencia que daban los compañeros de DefenAnimal en Biocultura, ya hará casi 3 años. Fue todo muy casual, pásabamos por allí, yo había oído hablar de ellos y el tema de la conferencia nos interesó, así que entramos. Es verdad que por aquel entonces ya éramos vegetarianos y yo llevaba algún tiempo pensando en hacerme vegana, pero este vídeo nos sirvió para tener aún más claro que no queríamos ser partícipes de tanta injusticia.
En la gran mayoría de los casos, creo que difundir vídeos como éste no sirve de nada, ya que mucha gente no los quiere ver (es una realidad incómoda y preferimos hacernos creer que no la conocemos para no tener que posicionarnos) y entre quienes los ven están los que sienten indiferencia y los que, a pesar de pensar que es algo triste e injusto, no están dispuestos a hacer nada.
De todas formas, no pierdo la esperanza de que pueda hacer que alguien se plantee el trato que damos a los demás animales. De hecho, este vídeo nos ayudó a F. y a mí a dar el paso al veganismo, cuando lo vimos en una conferencia que daban los compañeros de DefenAnimal en Biocultura, ya hará casi 3 años. Fue todo muy casual, pásabamos por allí, yo había oído hablar de ellos y el tema de la conferencia nos interesó, así que entramos. Es verdad que por aquel entonces ya éramos vegetarianos y yo llevaba algún tiempo pensando en hacerme vegana, pero este vídeo nos sirvió para tener aún más claro que no queríamos ser partícipes de tanta injusticia.
domingo, 9 de enero de 2011
Otro roscón de Reyes vegano
Este año he variado la receta del año pasado, que ya colgué aquí, porque me quedó un roscón bastante pequeño y un poco seco. Lo que he hecho es adaptar la receta del Delantal verde original cambiando las cantidades de los ingredientes y algunos pasos. Parece que ha habido éxito y el resultado ha sido un roscón más grande y más bueno.
Roscón de Reyes vegano
Ingredientes:
150 ml de leche vegetal
450 gr de harina de fuerza
30 gr de levadura fresca
75 gr de azúcar o fructosa
Ralladura de un limón y una naranja
2 cucharadas de harina de garbanzos
Agua
2-3 cucharadas de agua de azahar (opcional)
1-2 cucharadas de ron (opcional)
60 gr de margarina vegetal
Sal
Fruta confitada o deshidratada
Piñones
Preparamos la masa madre deshaciendo en un bol la levadura en la leche vegetal tibia. Añadimos 150 gr de harina de fuerza y mezclamos con una cuchara. El resultado será una masa pegajosa, así que recomiendo no usar las manos. Tapamos el bol con un plástico y un trapo de cocina (con cuidado porque la masa se engancha a todo lo que toca) y lo dejamos reposar en un lugar cálido como mínimo un par de horas. La masa tiene que subir.
Mezclamos el azúcar o la fructosa con las ralladuras de naranja y limón, la harina de garbanzos diluida en agua (cada cucharada de harina de garbanzos se diluye en tres de agua y la pasta resultante tiene que tener una textura algo más sólida que la de un huevo batido), el agua de azahar (que es la infusión de la flor de naranjo), el ron y la margarina con textura de crema. Añadimos los restantes 300 gr de harina de fuerza y un poco de sal. Añadimos la masa madre y amasamos hasta conseguir una masa suave que no se pegue en los dedos. Volvemos a dejarla reposar tapada y en un lugar cálido unas 2 o 3 horas como mínimo.
Una vez pasado este tiempo la masa habrá vuelto a subir. La amasamos suavemente para sacar el aire de dentro. La colocamos sobre la bandeja de horno, untada con un poco de aceite o sobre papel vegetal, y le damos la forma de roscón, haciendo un agujero en el centro de la bola y ampliándolo hasta conseguir la forma deseada. Piensa que en el horno volverá a crecer. Metemos en la masa el rey y el haba envueltos en papel transparente o de aluminio. Cubrimos el roscón con un paño y lo dejamos reposar una hora más.
Precalentamos el horno a 200ºC y decoramos el roscón con las frutas confitadas o deshidratadas y los piñones. Por último, pintamos el roscón con un poco de azúcar o fructosa disuelta en agua.
Horneamos el roscón a 180ºC unos 30-35 minutos. Para que suba es mejor poner el horno a calentar por abajo los primeros minutos y al final ponerlo a calentar por abajo y por arriba. También hay que poner dentro del horno un recipiente resistente al calor con agua para evitar que el roscón se reseque.
Aquí tenéis el resultado:
Y así hemos llegado al final de las Navidades, y aunque no soy muy navideña siempre me entra la penilla, sobre todo porque mañana hay que trabajar. Se acabaron los turrones, los roscones y el no tener que madrugar.
Roscón de Reyes vegano
Ingredientes:
150 ml de leche vegetal
450 gr de harina de fuerza
30 gr de levadura fresca
75 gr de azúcar o fructosa
Ralladura de un limón y una naranja
2 cucharadas de harina de garbanzos
Agua
2-3 cucharadas de agua de azahar (opcional)
1-2 cucharadas de ron (opcional)
60 gr de margarina vegetal
Sal
Fruta confitada o deshidratada
Piñones
Preparamos la masa madre deshaciendo en un bol la levadura en la leche vegetal tibia. Añadimos 150 gr de harina de fuerza y mezclamos con una cuchara. El resultado será una masa pegajosa, así que recomiendo no usar las manos. Tapamos el bol con un plástico y un trapo de cocina (con cuidado porque la masa se engancha a todo lo que toca) y lo dejamos reposar en un lugar cálido como mínimo un par de horas. La masa tiene que subir.
Mezclamos el azúcar o la fructosa con las ralladuras de naranja y limón, la harina de garbanzos diluida en agua (cada cucharada de harina de garbanzos se diluye en tres de agua y la pasta resultante tiene que tener una textura algo más sólida que la de un huevo batido), el agua de azahar (que es la infusión de la flor de naranjo), el ron y la margarina con textura de crema. Añadimos los restantes 300 gr de harina de fuerza y un poco de sal. Añadimos la masa madre y amasamos hasta conseguir una masa suave que no se pegue en los dedos. Volvemos a dejarla reposar tapada y en un lugar cálido unas 2 o 3 horas como mínimo.
Una vez pasado este tiempo la masa habrá vuelto a subir. La amasamos suavemente para sacar el aire de dentro. La colocamos sobre la bandeja de horno, untada con un poco de aceite o sobre papel vegetal, y le damos la forma de roscón, haciendo un agujero en el centro de la bola y ampliándolo hasta conseguir la forma deseada. Piensa que en el horno volverá a crecer. Metemos en la masa el rey y el haba envueltos en papel transparente o de aluminio. Cubrimos el roscón con un paño y lo dejamos reposar una hora más.
Precalentamos el horno a 200ºC y decoramos el roscón con las frutas confitadas o deshidratadas y los piñones. Por último, pintamos el roscón con un poco de azúcar o fructosa disuelta en agua.
Horneamos el roscón a 180ºC unos 30-35 minutos. Para que suba es mejor poner el horno a calentar por abajo los primeros minutos y al final ponerlo a calentar por abajo y por arriba. También hay que poner dentro del horno un recipiente resistente al calor con agua para evitar que el roscón se reseque.
Aquí tenéis el resultado:
Y así hemos llegado al final de las Navidades, y aunque no soy muy navideña siempre me entra la penilla, sobre todo porque mañana hay que trabajar. Se acabaron los turrones, los roscones y el no tener que madrugar.
lunes, 3 de enero de 2011
Recetas navideñas: turrón y canelones veganos
Hay muchas recetas veganas navideñas. Por ejemplo, es fácil encontrar recetas veganas de mazapán o polvorones.
DefensAnimal tiene algunas propuestas interesantes de menús para celebraciones que podéis encontrar aquí.
Incluso se puede hacer la versión de la escudella, una receta típica de Sant Esteve en Cataluña, pero esta vez con pilota de seitán.
Este año hice un turrón de chocololate muy sencillo y bueno, que aprendí en un curso de cocina del Ecocentre.
Turrón vegano de chocolate
Ingredientes:
- 3 tabletas de chocolate de 125 gr.
- 1 cucharada de margarina vegetal
- Arroz inflado (con o sin chocolate)
Fundimos 3 tabletas de chocolate negro al baño maría con un poco de margarina vegetal, aceite de girasol o una cucharada de tahini. En un molde de plumcake ponemos un poco del chocolate fundido y a continuación una capa de un dedo de grosor de arroz inflado (por ejemplo, el de la marca del Mercadona es vegano). Por encima ponemos más chocolate y para terminar un poco más de arroz inflado. Dejamos que se enfrie un poco y cuando esté a temperatura ambiente lo metemos en la nevera.
El molde del plumcake puede ser de silicona y sino es mejor poner en las paredes papel vegetal pegado con un poco de aceite de girasol. Así nos evitaremos que al desmoldar el turrón se rompa.
También os paso una receta de canelones que hizo mi madre para la comida de Navidad.
Canelones veganos de setas
Ingredientes:
- 1 paquete de pasta de canelones (20 canelones)
- ¼ kilo de champiñones
- ¼ kilo de gírgolas
- 1 vaso de leche de soja
- 1 cucharada y media de harina
- Nuez moscada
- 1 diente de ajo
- 1 cebolla
- 1 pimiento rojo grande o dos pequeños
- 4 tomates maduros medianos
- Frutos secos: almendras, nueces...
Para el relleno, en una sartén freimos el ajo, los champiñones y las gírgolas. Todo tiene que estar picado muy pequeño. Cuando está hecho añadimos la harina y removemos bien para que no se formen grumos. Vamos añadiendo la leche de soja hasta hacer una bechamel un poco espesa. La nuez moscada es opcional.
Preparamos la pasta de los canelones y la rellenamos.
En la base de la bandeja del horno ponemos un poco de salsa de tomate preparada previamente. La salsa de tomate lleva tomate, pimento rojo y cebolla. Se fríe todo y se bate hasta conseguir una salsa fina.
Una vez dispuestos los canelones en la bandeja, los cubrimos con más salsa de tomate y con una picada de frutos secos para decorar la superficie. En el horno precalentado, los gratinamos.
DefensAnimal tiene algunas propuestas interesantes de menús para celebraciones que podéis encontrar aquí.
Incluso se puede hacer la versión de la escudella, una receta típica de Sant Esteve en Cataluña, pero esta vez con pilota de seitán.
Este año hice un turrón de chocololate muy sencillo y bueno, que aprendí en un curso de cocina del Ecocentre.
Turrón vegano de chocolate
Ingredientes:
- 3 tabletas de chocolate de 125 gr.
- 1 cucharada de margarina vegetal
- Arroz inflado (con o sin chocolate)
Fundimos 3 tabletas de chocolate negro al baño maría con un poco de margarina vegetal, aceite de girasol o una cucharada de tahini. En un molde de plumcake ponemos un poco del chocolate fundido y a continuación una capa de un dedo de grosor de arroz inflado (por ejemplo, el de la marca del Mercadona es vegano). Por encima ponemos más chocolate y para terminar un poco más de arroz inflado. Dejamos que se enfrie un poco y cuando esté a temperatura ambiente lo metemos en la nevera.
El molde del plumcake puede ser de silicona y sino es mejor poner en las paredes papel vegetal pegado con un poco de aceite de girasol. Así nos evitaremos que al desmoldar el turrón se rompa.
También os paso una receta de canelones que hizo mi madre para la comida de Navidad.
Canelones veganos de setas
Ingredientes:
- 1 paquete de pasta de canelones (20 canelones)
- ¼ kilo de champiñones
- ¼ kilo de gírgolas
- 1 vaso de leche de soja
- 1 cucharada y media de harina
- Nuez moscada
- 1 diente de ajo
- 1 cebolla
- 1 pimiento rojo grande o dos pequeños
- 4 tomates maduros medianos
- Frutos secos: almendras, nueces...
Para el relleno, en una sartén freimos el ajo, los champiñones y las gírgolas. Todo tiene que estar picado muy pequeño. Cuando está hecho añadimos la harina y removemos bien para que no se formen grumos. Vamos añadiendo la leche de soja hasta hacer una bechamel un poco espesa. La nuez moscada es opcional.
Preparamos la pasta de los canelones y la rellenamos.
En la base de la bandeja del horno ponemos un poco de salsa de tomate preparada previamente. La salsa de tomate lleva tomate, pimento rojo y cebolla. Se fríe todo y se bate hasta conseguir una salsa fina.
Una vez dispuestos los canelones en la bandeja, los cubrimos con más salsa de tomate y con una picada de frutos secos para decorar la superficie. En el horno precalentado, los gratinamos.
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