lunes, 14 de febrero de 2011

Mamá adoptada



Éste es Leo cuando era pequeño. Lo encontramos en un solar al lado de casa y en un principio lo íbamos a llevar a una protectora, pero por suerte no lo hicimos y nos lo quedamos. Por aquel entonces ya teníamos a Misu y más adelante llegaría Lupita.
Cuando los gatos que tienes no son buscados, sino que los has encontrado, la gente suele hacer comentarios del tipo "pero cuantos gatos tienes ya?" y cosas así. Digamos que nadie se alegra por ti. En parte lo entiendo, porque son como la llegada de un niño que no se esperaba, que no era deseado. A mi padre, por ejemplo, no le caen muy bien mis gatos, supongo que porque los ve como una carga para mí y cree que no debería preocuparme por ellos. De Leo siempre ha dicho que es muy feo y orejudo. Bueno, digamos que Leo no es un gato muy guapo, pero eso no lo hace menos importante para mí.

Diría que Leo es un amigo si no fuera porque es mi niño. De hecho, yo soy su mami adoptada. Sí, lo digo bien, adoptada y no adoptiva, porque fue él quien me adoptó. La cosa fue así: el primer día que estuvo en casa se subió a un armario sin querer saber nada de nadie. A la mañana siguiente, viendo que le dábamos de comer y que íbamos en son de paz, bajó del armario y se me sentó encima, me miró fijamente y me tocó con su cabecita debajo de la barbilla. Desde ese momento estaba claro, yo había sido adoptada como su mami. Lo que vino después fue un idilio de cariñitos y empalagueo, porque para Leo las caricias y los mimitos nunca son suficientes. Ahora ya es un gatito adulto y está un poco más desprendido pero el cariño que nos tenemos no puede cambiar.

Podría explicar mil cosas de Leo, de lo bicho que llega a ser, de cómo nos engaña para quitarnos la silla, para que estemos por él, como nos despierta a horas intempestivas, como le gusta hacer la vida imposible al pobre Misu, etc. Por cierto, una cosa muy especial suya, que yo al menos no he visto en ningún gato antes, es que me habla!! Sí, sí, si yo me lo quedo mirando, el gato me mira y emite ruiditos con la boca, pequeños maullidos y chasquidos, una cosa muy rara. Me dice cositas, lo que ya no sé el qué ;-)

Otro día hablaré de Misu y Lupita, cada uno diferente, con su forma de ser que los hace únicos e irrepetibles. Ellos me recuerdan cada día porque soy vegana y porque defender los derechos de los animales es tan importante y urgente. Sin ellos, la casa y mi corazón estarían más vacios.

Otra foto de Leo, para que veáis lo guapo que está:

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