martes, 15 de mayo de 2012

Errores comunes de la dieta crudivegana


El viernes 5 de mayo fuimos a una charla del Biocultura sobre crudiveganismo con el título “Encontrar el equilibrio: evita los errores comunes de la dieta crudivegana”, que impartía David O'Reilly, uno de los integrantes de !Vida en tucomida!, que ya conocimos hace un par de años en una charla sobre batidos verdes, también en Biocultura.

Desde su experiencia personal, nos explicaba algunos de los errores que se suelen cometer cuando se lleva este tipo de dieta. De memoria, los principales serían éstos:
  • Los crudiveganos pueden cometer el error de pensar que todo lo crudo siempre es bueno y, por el contrario, que todo alimento cocinado es malo, casi veneno, como un alimento muerto y sin nutrientes.

  • Algunas personas no llegan a sentirse saciadas tomando sólo alimentos crudos, lo que les puede llevar a adquirir malos hábitos como comer demasiada cantidad de un alimento (por ejemplo, frutos secos), perder los horarios de las comidas y picotear durante todo el día, con la consiguiente sobrecarga del aparato digestivo.

  • Otro problema común es la represión ante el deseo de comer algo no crudo, que puede acabar llevando a comer algo que nos haga sentir culpables. Como explicaba el conferenciante, la represión de comerse un pan, posiblemente integral y ecológico, puede llevar a acabar comiéndose un bollo industrial mucho menos saludable.
Para solucionar estos errores, ellos habían adoptado algunos cambios en su dieta que les estaban resultando. A grandes rasgos serían éstos:
  • Ser más flexibles. En su caso concreto, introduciendo una parte de alimentos ligeramente cocinados (verduras, cereales...) pero con predominio de alimentos crudos. Esto les ayuda a sentirse más saciados y mejor a nivel emocional.

  • Buscar el bienestar emocional y no sólo el físico, evitando la culpabilidad. Aunque los alimentos crudos sean más saludables, puede que emocionalmente necesitemos tomar alimentos cocinados. La culpabilidad por haber comido algo considerado no conveniente seguramente será más perjudicial que el hecho de haberlo comido.

  • Tener cuidado con la información sobre los diferentes alimentos y sus combinaciones. Si nos ponemos a investigar cualquier alimento, el que sea, encontraremos que no todo son beneficios. El alimento perfecto no existe. A veces nos dicen que no hay que combinar determinados grupos de alimentos o algunos tipos de frutas, pero si a nosotros nos sientan bien estas combinaciones, por qué dejar de tomarlas? Lo importante sería comer variado y no obsesionarse con las propiedades de los alimentos. Una vez más, el alimento en sí no será tan perjudicial como obsesionarnos con el supuesto daño que nos pueda hacer.

  • Por último, flexibilidad sí, pero con un límite. Como todo en la vida, también aquí hay que marcarse unos objetivos y aplicar un esfuerzo. Lo que hay que evitar es que ese esfuerzo nos haga sufrir.
La charla me gustó porque estaba basada en la experiencia personal, había sinceridad y no se trataba de esconder los posibles “contras” de la dieta. Más aún cuando la norma es que intentemos ocultar a los ojos de los demás la parte negativa, por así decirlo. Nos gusta vender que nuestra decisión es la mejor y la más acertada. Es un poco como cuando te vas de viaje, que aunque hayas estado en un sitio que ni fu ni fa, tú explicas lo bonito que era y lo bien que lo has pasado, incluso un poco por justificar el dinero y el tiempo que has gastado.

En mi caso concreto como vegana he de decir que soy poco flexible, en el sentido que no se me pasa por la cabeza comer productos de origen animal, al menos de manera consciente. Supongo que la razón está en el diferente tipo de motivación, ya que no es lo mismo seguir una dieta por salud que por principios. Yo misma tengo problemas con el azúcar y de vez en cuando me doy un caprichito dulce. De todas maneras, es verdad que hay bastantes vegetarianos y algunos veganos (o que así se hacen llamar) que no tienen problemas en “saltarse la dieta”. Pero esto ya lo explico otro día, ahora que parece que me animo a volver a escribir en el blog.

De todas formas, lo que queda claro es que no hay nada de malo en mostrar nuestras debilidades, nuestras dudas y miedos. Mostrar los posibles aspectos negativos de nuestra elección nos hará más dignos de confianza, más creíbles. Nada es perfecto en esta vida y quién algo quiere algo le cuesta.