Éstas son las fotos del proceso.
La masa madre: qué redondica!
La masa envuelta en trapos y en un lugar cálido. Aquí está el Leo y la masa calentándose en la estufa.
El roscón listo para comer!!
A mi padre le tocó el Rey y como manda la tradición se puso la corona, no sólo sin oponer ninguna resistencia sinó con mucho gusto. El haba la encontró F., que muy a su pesar ya me está debiendo 20 euritos para el roscón del año que viene. Bueno, a lo mejor se los perdono, porque al fin y al cabo fue él quien más se arremangó para hacerlo.
Pues nada, se acabaron las fiestas, a mí ya se me acaban los días de vacaciones que me quedaban y toca volver a la rutina de siempre. Para el año que viene nos proponemos hacer un roscón más grande, con harina de fuerza y un poco menos seco. Pero si es como el de este año, ya firmo.
2 comentarios:
Hola!
¡Que buena pinta!
No es que te saliese seco, es que con esa receta siempre sale seco.
:(
Vaya, pues habrá que seguir investigando hasta conseguir un roscón que no salga seco.
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