jueves, 21 de enero de 2010

Zoos ilógicos

Aquí teneis unos datos muy interesantes que he sacado de la web de Libera! y que desmontan la mentira de que los zoos tienen otro fin que no sea el entretenimiento y el lucro de unos cuantos, por supuesto.

¿CONSERVACIÓN?
* La conservación sin reintroducción no es una estrategia medioambiental, sino COMERCIAL.
* EL 95% DE ESPECIES ANIMALES EN ZOOS NO ESTÁN EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

¿REINTRODUCCIÓN?

* Sólo el 0,9% de especies animales en zoos están en programas de reintroducción.
* Sólo el 0,07% se reintroducen con éxito.

¿INVESTIGACIÓN?
* El 87% de zoos nunca ha publicado un estudio científico.
* Los pocos publicados carecen de utilidad al basar su investigación en animales cautivos con comportamientos antinaturales.

¿EDUCACIÓN?
* El 89% de visitantes no recuerdan más de 10 nombres de especies ni sus características
* El 98% afirma no leer los carteles informativos
* 9 segundos: la media de tiempo que se detiene ante cada jaula

Un poco en relación con este tema, os recomiendo una película: Los niños del barrio rojo. Es un documental de unos niños y niñas que son hijos de prostitutas y viven en uno de los peores barrios de Calcuta. Una fotógrafa extrangera les enseña a hacer fotografías y les intenta ayudar llevándoles a internados. Un día los lleva de excursión al zoo y todos están muy contentos e ilusionados, pero lo que se encuentran les pone tristes. Uno de los niños dice que los animales están enjaulados, comen mal y hasta se comen las bolsas de plástico que les echa la gente. Está claro que a los niños sensibles no les gusta ver animales infelices.

Yo también recuerdo que cuando era pequeña y me llevaron al zoo de Barcelona me entristeció mucho ver una pantera enjaulada. Era una gran pantera negra que daba dos pasos de una lado a otro porque la jaula no le permitía moverse más. Era un movimiento repetitivo muy común entre los animales condenados a vivir en cautividad.

Otros animales parece que se diviertan, como los que actúan en parques acuáticos y circos, pero la realidad es que lo único que hacen es repetir unos movimientos que les han enseñado que tienen que hacer para, en el mejor de los casos, obtener una recompensa y, en el peor, evitar que les hagan daño.

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