sábado, 27 de noviembre de 2010

"Auschwitz empieza donde quiera que alguien mira a un matadero y piensa: sólo son animales." Theodor W. Adorno

Cuando leí por primera vez esta frase me calló como un mazazo, como una revelación.

En general, la gente no acepta bien esta correlación entre el holocausto judío y ese otro holocausto, al que hemos condenado al resto de animales, o a algunos, por pertenecer a otra especie. Lo sé por experiencia. Esta es una intuición que tenemos muchos de los que defendemos los derechos de los animales y tenemos la suerte de estar autorizados por grandes pensadores, como el propio Adorno.

La idea del holocausto está muy argumentada y documentada en un libro que os recomiendo muchísmo. Su título original es Eternal Treblinka : Our treatment of animals and the holocaust y su autor Charles Patterson. Aquí se puede encontrar con el título ¿Por qué maltratamos tanto a los animales? : un modelo para la masacre de personas en los campos de exterminio nazis (Lleida: Milenio, 2008). Es un libro traducido a una docena de idiomas, de esos que no dejan indiferente. Como dice en el prólogo, es uno de esos libros que pican, que son, de hecho, los que merece la pena leer.

A lo largo de los capítulos se trata de aspectos diversos: de la práctica común a lo largo de la historia de la animalización de aquellos pueblos con el fin de justificar su exterminio; de los orígenes de la eugenesia en los EUA y su aplicación en la Alemania nazi; de cómo los campos de exterminio nazi se "beneficiaron" de la industrialización de los mataderos estadounidenses y también dedica un capítulo a Hitler, del que se dice que era vegetariano, a pesar de demostrar con hechos su total falta de consideración hacia personas y animales no humanos.

La parte final del libro está dedicada a recoger los testimonios de judíos, pero también de alemanes arios, que llegaron a convertirse en defensores de los animales a raíz de su experiencia con el Holocausto. Entre todos ellos, merece especial atención el Nobel de literatura Isaac B. Singer, judío de origen polaco, vegetariano y defensor de los animales. Entre muchas otras cosas, nos explica que en sus obras solían aparecer personajes vegetarianos y siempre que le concedían una entrevista él mismo se encargaba se sacar el tema de los animales y su vegetarianismo.

Si tengo que destacar un testimonio, sería el del alemán Von Haugwitz, quien se indigna recordando como sus compatriotas, una vez acabada la guerra, quisieron hacer creer que no tenían ni idea de lo que estaba pasando, cuando él recuerda que corrían rumores de lo que se estaba haciendo a los judíos.

"... Esto es lo que a mí me subleva, porque hubo rumores que circularon y hubo gente que supo algo, pero la mayoría, en realidad dijo 'Si sabes algo, no me lo cuentes. No quiero saber los detalles'. Y no lo quiso saber porque saberlo hubiese resultado demasiado molesto." Hoy día ve la misma actitud de denegación. "Tengo un buen archivo de videos sobre derechos animales, pero no es fácil mostrar a la gente lo que ocurre en los mataderos y los laboratorios. No quieren mirarlo: les quitaria el apetito." (p. 298)

Ahora estoy leyendo, como buenamente puedo porque es alta filosofía y una es tirando a cazurrilla, el libro de Jacques Derrida, El animal que luego estoy si(guien)do (Madrid: Trotta, 2008). En él también aparece la idea de genocidio cuando se refiere a la industrialización de la explotación de los animales (p. 41-43).

Los que queremos dar voz a los animales a menudo acabamos sufriendo los ataques de gente que no tiene el más mínimo interés en los demás, sólo en mantener sus conciencias limpias para poder irse a dormir tranquilos. Yo, y supongo que no soy la única, a menudo me siento desautorizada y puedo pensar que el símil del holocausto es excesivo, llego a dudar de lo que pienso y siento, porque nuestro discurso está en los márgenes, es un discurso de los límites. Pero realmente no estamos solos. Descubrir estas voces con autoridad que también se han alzado para defender a los animales es como encontrar un oasis en mitad del desierto. No soy yo, pobre desgraciada, la que dice, dice Adorno, dice Singer, dice Derrida... Dicen lo evidente, dicen lo que diría cualquiera que quisiera ver.

El holocausto animal existe y es un eterno Treblinka, que no acaba, y que sólo acabará con la lucha de muchas personas comprometidas, empezando por la lucha más pacífica y sencilla: elegir un plato del menú que no esté manchado de sangre. No podemos abandonarles en el infierno, debemos darles voz.

Para terminar, estas palabras tan lúcidas, de un gran escritor con un gran corazón.

"En su interior, Herman pronunció una elegía por la rata que compartió una parte de su vida y que, por su culpa, había dejado este mundo. 'Qué sabrán ellos, todos esos eruditos, todos esos filósofos, todos los líderes del mundo, sobre alguien como tú?' Se han convencido a ellos mismos de que el hombre, el peor transgresor de todas las especies, es el rey de la creación. Todas las demás criaturas fueron creadas únicamente para proporcionarle alimento y vestido, para ser atormentadas y exterminadas a su antojo. En lo que a ellas se refiere, todos los humanos son nazis; para los animales, la vida es un Treblinka sin fin."

Isaac Bashevis Singer
The Letter Writer (El escritor de cartas)

domingo, 21 de noviembre de 2010

Roscos de anís

Ésta es una receta de roscos de anís que le ha pasado una amiga de mi madre, típicos de su pueblo, en Albacete. Son fáciles de hacer y a nosotros nos encantan. Además como no llevan ni leche ni huevos se conservan bien durante unos dos meses.

Roscos de anís

- Harina (algo menos de 1 kg)
- 1 vaso de anís (por ejemplo de Anís del Mono)
- 1 vaso de zumo de naranja
- 1 vaso de aceite de oliva
- 2 pares de sobres de gaseosa (yo conozco la de la marca "El tigre")
- Ralladura de limón
- 2 cucharadas de azúcar o fructosa
- Sal

Se mezclan todos los ingredientes. Primero los líquidos, la gaseosa y al final se añade la harina. Se amasa hasta que quede una textura no dura, pero que no se enganche. Se hacen bolas y se estiran haciendo como “churros” y se juntan las puntas para conseguir la forma de rosco.

Precalentamos el horno. Se pueden espolvorear con azúcar o decorar con una almendra u otro fruto seco. Hornear unos 25-30 minutos a 200º C.

Están buenísimos!!

lunes, 8 de noviembre de 2010

Especismo

La regla de oro es no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Excluir al resto de animales, o a algunas especies, de nuestra consideración moral es una discriminación por razón de la especie. El especismo de nuestra sociedad es tan profundo que ni es consciente de él, como hubo un tiempo en que no era consciente de ser una sociedad sexista o racista.

Este artículo explica la imagen de más abajo.

Para los científicos podía ser una especie muy interesante, para los lugareños sólo comida, pero en realidad sólo era alguien que merecía respeto.

domingo, 31 de octubre de 2010

1 de noviembre: Día Internacional del Veganismo

"No dudes que en un pequeño grupo de personas reflexivas y comprometidas puede cambiar el mundo. De hecho, es la única cosa que siemrpre lo ha cambiado." Margared Mead

Estamos todavía muy lejos de la gente. El tema de los derechos de los animales está lejos, aunque no tanto como hace unos años, del debate moral de la sociedad, pero nos toca a nosotros llevarlo allí, para que no quede escondido para siempre.

Así como si hoy alguien hace un comentario machista (en estos días ha habido dos casos destacados: el del alcalde de Valladolid y el de escritor Sánchez-Dragó) la sociedad reacciona en su contra, algún día puede que haya que cuidarse mucho de decir que se está a favor de la explotación de los animales. Pienso en el caso de los toros, donde en algunos sectores sociales ya está mal visto manifestarse a favor, aunque todavía una mayoría de los personajes públicos se cuidan mucho de condenarlos por miedo a las consecuencias. Creo que esto pone de manifiesto que vivimos en una sociedad en la cual la gente sigue una pauta moral para ser aceptada y no por convicción.

Pedir que la mayoría reflexione sobre si su vida es ética o no y actue en consecuencia puede que sea demasiado. Seguramente el camino será ir cambiando las pautas morales para que las personas acepten unos nuevos códigos morales y los asuman como propios.

No hace tanto maltratar una mujer o un niño era el pan nuestro de cada día y nadie hablaba de ellos ni se condenaba. No hablemos ya del maltrato a los animales. Ahora somos mejores que antes? En todo caso nuestra sociedad ha evolucionado, pero nosotros, las personas, no somos ni mejores ni peores. En mi opinión, simplemente vivimos en una sociedad en la que condenar el maltrato y los comportamientos machistas en general es fácil y, de hecho, es lo que se espera de nosotros. Es gracioso porque aunque pocas mujeres se consideren feministas, lo cierto es que muchas de las reivindaciones feministas han sido asumidas por las "no feministas" y, aún más, por sus hombres. Puede que algún día suceda algo parecido con las reivindicaciones animalistas. De hecho ya está empezando a pasar en el caso del maltrato a animales "de compañía", el uso de pieles o los espectáculos con animales.

Hay casos de personas que una vez saben lo que hacemos con los animales, por ejemplo después de ver el documental Earthlings, simpatizan con la causa animalista e incluso confiesan que no les importaría ser veganos en una sociedad donde fuera más fácil serlo. Su comodidad se antepone a su sentido de la justicia. Realmente no es gracias a estas personas por las que evoluciona moralmente una sociedad. Supongo que estas buenas personas pasivas e indiferentes son la mayoría. En el otro extremo están aquellos que, a pesar de no tener autoridad ni prácticamente referentes, son lo suficientemente valientes para ir a contracorriente, siendo coherentes con lo que les dictan sus sentimientos y su razón. Por eso, para mí las dos virtudes que definen mejor a un vegano son bondad y valentia. Definitivamente, creo que el veganismo se merece su día, no?

jueves, 21 de octubre de 2010

Un sueño bonito

He tenido un sueño muy bonito. Estaba en una playa y había unos pájaros que necesitaban ayuda, supongo que gaviotas. Después resultó que eran cuatro cachorros de perro, blancos inmaculados y con alitas de ángel. Me iba en una bicicleta y los perritos me seguían. Me sentía bien y el sol brillaba. Los llevaba a mi piso y los duchaba y como el baño es pequeño estábamos bastante apretados (jaja). El caso es que luego he estado pensando y es como si ese sueño fuera mi amor y mis deseos de ayudar a los animales. Quisiera "ducharlos" a todos, pero no puedo. Lo que si puedo hacer es recordar a la gente que el dolor cuenta cuando sufre un humano, un perro, un cerdo o cualquier otro ser con capacidad de sufrir. Lo que importa es lo que pueden sentir y no lo que son.

Me ha dado tan buen rollo! Ojalá tuviera sueños así más a menudo.

jueves, 14 de octubre de 2010

La gacela Julieta nos pone a dieta, un cuento perverso



La gacela Julieta nos pone a dieta (autor: Josep Maria Cervera, ilustrador: Jordi March, ed. Pirueta, 2010, también en catalán editado por Claret Kids) es una claro ejemplo de libro infantil rebosante de esquizofrenia moral. Para la mayoría pasará inadvertida y no dejará de ser un bonito libro educativo que enseña a los niños como alimentarse correctamente, comiendo de "todo".

El cuento me ha llamado la atención por lo retorcido de su argumento. En la sabana africana andan un león y un tigre con muchas ganas de comerse a una gacela, Julieta. Hasta aquí todo normal, no? El problema es que los depredadores se alimentan fatal y tienen unos quilillos de más, y claro, así cualquiera alcanza a la ágil gacelita. Pero Julieta, previo pacto de no agresión hacia ella, claro, pone a dieta a sus "amigos". Así pues, el libro va de una gacela que enseña a sus depredadores que comer carne, en su justa medida, está bien pero siempre que no sea la suya.

Llegando al final vemos a Julieta explicando todo lo que hay que comer y se ven los dibujos de frutas, verduras, pescado, un chuletón de carne... Que mal rollo, no? La estampa final es feliz feliz: león, tigre y gacela corren felices y hasta nos explican que comparten festines donde hay de todo (¿también gacela?).

Los cuentos infantiles están cargados de ideología y son perfectos transmisores de los valores y también las hipocresías de la sociedad. Me temo que cuentos como éste ponen su grano de arena a la hora de desvincular la carne de los animales vivos que en su día fueron. Son muchos los niños que simplemente no ven la relación. Yo misma no la veía y me consta que no soy la única. Sino leed la anécdota que explica aquí mi amiga del foro, Lorenisca, por poner sólo un ejemplo.

Julieta, por vendida y colaboracionista, te mereces un final menos feliz! ;-)

lunes, 4 de octubre de 2010

Mi recorrido

Me considero un híbrido entre vinciana, damasquiana y emplazada. Creo que tengo algo de vinciana porque siempre he sentido empatía por los animales. Desde muy pequeña quería cuidarlos y protegerlos. Por otra parte desvinculaba totalmente los animales vivos de los que me daban para comer, de una manera pasmosa además, porqué no es que me los tuvieran que dar a trocitos para no reconocer sus cuerpos. Comía caracoles, cabezas, sesos, pies de cerdo... Era muy carnívora. Eso sí, recuerdo que cuando iba al pueblo me tenían que comprar la carne y la leche del supermercado, porque la de allí olía a los animales con los que había estado jugando.

Cuando fui más grande siempre que pensaba en lo que estaba comiendo me daba mucha pena y asco, así que tenía temporadas que no comía carne o algún tipo de carne, pero siempre volvía a cerrar los ojos hasta que llegó un momento damasquiano. Bueno, antes, cuando debía tener unos 15 o 16 años quise hacerme vegetariana pero sin informarme lo más mínimo y, claro, no sabía que comer, de lo que deduje que ser vegetariana era muy difícil o imposible.

Mi momento damasquiano llegó a los 27 años. Un día en una urbanización que hay en una montaña cerca de donde vivo nos encontramos (iba con mi compañero) con una perra abandonada. Estaba muy mal, asustada, enferma, en los huesos. Era totalmente dócil y llevaba una vida miserable. Unos señores de por allí le daban de comer y nos contaron que la habían abandonado de pequeña, que había parido y durante un tiempo tuvo infecciones muy fuertes. Hasta los perros de la urbanización, al verla tan débil, la atacaban siempre que podían. Me afectó mucho y estuve subiendo algunos días a verla y llevarle comida pero la realidad es que no hice nada por ella. Pude llamar a una protectora, buscar alguien con coche para ir a recogerla, hacer algo, pero no lo hice. Me vi a mi misma de brazos cruzados y mirando hacia otro lado, justamente lo que estaba haciendo cuando comía un plato de carne. Decidí que eso tenía que cambiar y que me iba a hacer vegetariana, dedicando el tiempo que necesitara pero sin dar marcha atrás. Enseguida dejé el cerdo y la vaca (comerlos me resultaba repulsivo, como una especie de canibalismo) y gradualmente dejé el pescado y el pollo.

También me considero una emplazada porque ha sido a base de informarme que finalmente he dado el paso al veganismo. Antes apenas sabía que era y si alguien me hubiera preguntado a lo mejor hubiera dicho: vegana, yo, nunca!

Éste ha sido mi recorrido, o lo que llevo de él, porque el camino es largo y la ayuda que necesitan los animales, mucha.

A veces pienso que fue esa perra, pero podría haber sido cualquier otra cosa, antes, más tarde o quizás nunca. Creo que tarde o temprano habría llegado... o eso quiero pensar. Por supuesto, nunca me perdonaré no haberla ayudado, pero creo que es mejor mirar hacia delante, mirar todo lo que podemos hacer.


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El sábado, 2 de octubre, fuimos a la manifestación por los derechos de los animales que con motivo del día mundial de los animales de granja convocaron diverses entitades en Barcelona. Me pareció que éramos muchos. No llegamos a mil, pero éramos cientos. Fue un momento genial, sentirse rodeada por tanta gente con la que tienes algo tan importante en común y reencontrarse con los compañeros animalistas. Y después Libera! nos invitó a una degustación en el Ecocentre. La mejor manera de pasar una tarde del sábado :-)