"No dudes que en un pequeño grupo de personas reflexivas y comprometidas puede cambiar el mundo. De hecho, es la única cosa que siemrpre lo ha cambiado." Margared Mead
Estamos todavía muy lejos de la gente. El tema de los derechos de los animales está lejos, aunque no tanto como hace unos años, del debate moral de la sociedad, pero nos toca a nosotros llevarlo allí, para que no quede escondido para siempre.
Así como si hoy alguien hace un comentario machista (en estos días ha habido dos casos destacados: el del alcalde de Valladolid y el de escritor Sánchez-Dragó) la sociedad reacciona en su contra, algún día puede que haya que cuidarse mucho de decir que se está a favor de la explotación de los animales. Pienso en el caso de los toros, donde en algunos sectores sociales ya está mal visto manifestarse a favor, aunque todavía una mayoría de los personajes públicos se cuidan mucho de condenarlos por miedo a las consecuencias. Creo que esto pone de manifiesto que vivimos en una sociedad en la cual la gente sigue una pauta moral para ser aceptada y no por convicción.
Pedir que la mayoría reflexione sobre si su vida es ética o no y actue en consecuencia puede que sea demasiado. Seguramente el camino será ir cambiando las pautas morales para que las personas acepten unos nuevos códigos morales y los asuman como propios.
No hace tanto maltratar una mujer o un niño era el pan nuestro de cada día y nadie hablaba de ellos ni se condenaba. No hablemos ya del maltrato a los animales. Ahora somos mejores que antes? En todo caso nuestra sociedad ha evolucionado, pero nosotros, las personas, no somos ni mejores ni peores. En mi opinión, simplemente vivimos en una sociedad en la que condenar el maltrato y los comportamientos machistas en general es fácil y, de hecho, es lo que se espera de nosotros. Es gracioso porque aunque pocas mujeres se consideren feministas, lo cierto es que muchas de las reivindaciones feministas han sido asumidas por las "no feministas" y, aún más, por sus hombres. Puede que algún día suceda algo parecido con las reivindicaciones animalistas. De hecho ya está empezando a pasar en el caso del maltrato a animales "de compañía", el uso de pieles o los espectáculos con animales.
Hay casos de personas que una vez saben lo que hacemos con los animales, por ejemplo después de ver el documental Earthlings, simpatizan con la causa animalista e incluso confiesan que no les importaría ser veganos en una sociedad donde fuera más fácil serlo. Su comodidad se antepone a su sentido de la justicia. Realmente no es gracias a estas personas por las que evoluciona moralmente una sociedad. Supongo que estas buenas personas pasivas e indiferentes son la mayoría. En el otro extremo están aquellos que, a pesar de no tener autoridad ni prácticamente referentes, son lo suficientemente valientes para ir a contracorriente, siendo coherentes con lo que les dictan sus sentimientos y su razón. Por eso, para mí las dos virtudes que definen mejor a un vegano son bondad y valentia. Definitivamente, creo que el veganismo se merece su día, no?
domingo, 31 de octubre de 2010
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