martes, 30 de junio de 2009

Unos sí, otros no

Hace ya unos meses estaba yo planchando y de fondo escuchaba "Médico de familia", serie ñoña donde las haya, que la pasaban por uno de esos canales de la TDT que reponen series. El caso es que en ese capítulo el abuelo va de caza y trae un conejo y a la hija mayor le da mucha pena y no lo quiere comer. Están a la mesa y la niña rechaza el conejo y pide pescado. Entonces el abuelo le dice que si no come conejo tampoco debería comer pescado. Me hizo gracia, porque estoy de acuerdo con el abuelo, ya que tanto uno como el otro tenían el mismo derecho de vivir, pero me hubiera gustado que la niña hubiera sido un poco avispada y le hubiera preguntado al abuelo: "Pues si nos comemos el conejo y el pescado, porque no nos comemos el gato o el perro?". De hecho en muchos países no se comerían un conejo y en otros los perros y gatos forman parte de su dieta, no? Evidentemente esto no pasó: el tema quedó zanjado entre risas y la niña quedó como una sensiblona que había aprendido una dura lección de la vida: que los animales están ahí para comérnoslos. Bueno, unos sí y otros no.

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