Cerca de donde vivo hay una colonia de gatos, que yo sepa la única de mi ciudad controlada por una asociación que colabora con el ayuntamiento. Resulta que ahora van a hacer unas obras en el lugar donde ellos viven, un espacio cercado donde pueden resguardarse y la cuidadora les lleva comida y agua. Conozco esta mujer y siempre me explica como hay gente que mete los perros, sierran los barrotes del vallado, les tiran cosas, etc. Una Navidad los envenenaron y cada dos por tres abandonan nuevos gatos. De hecho, mi gato Misu, el mayor de los dos que tengo, lo recogimos de allí. No creo que explique nada que no sea el pan nuestro de cada día de una colonia de gatos y eso que es la colonia controlada de mi ciudad! En fin, con las obras y la renovación del espacio ya no hay lugar para los gatos. Qué panorama se les presenta a estos animales? La cuidadora ha removido cielo y tierra, pero el ayuntamiento y la asociación que se supone que gestiona la colonia dan unas soluciones irrisorias: un pequeño vallado donde ponerles comida y que se busquen la vida. Pero si sierran los barrotes del recinto donde están ahora, qué van a aguantar unas vallas provisionales ante el vandalismo del personal de mi ciudad?
Me contaba que el otro día pilló in fraganti una perla que iba a abandonar su gato en la colonia. Remarco el su, porque la desalmada no paraba de repetir: "Es mi gato". Claro, es mío, mi propiedad y hago con él lo que me rota. Está claro, en este mundo los animales son tratados como propiedades, cosas, productos. De ahí su total desprotección.
En mi cabeza veo esta imagen: tanta gente llenando el mundo de cubos, bidones de mierda y unos pocos intentando sacarla a cucharaditas. Bidones de muchos contra cucharaditas de pocos. Es muy triste, mucho. Mi único consuelo es que hay gente que hace en lugar de deshacer, que se mete en la mierda si hace falta, aunque haya que ensuciarse los zapatos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario