Sonrisas de Bombay es una ONG que creó Jaume Sanllorente, un joven periodista catalán, para salvar de la prostitución y otras miserias a niños y niñas huérfanos de la India. Hace un tiempo le hacían una breve entrevista en las noticias de la televisión catalana y le preguntaban algo así como qué podría hacer cada persona para intentar mejorar el mundo. Su respuesta fue que la gente debería empezar por sonreír a sus vecinos. Al principio no lo entendí mucho, pero ahora me parece que tiene toda la razón.
A veces nos perdemos en grandes proyectos y nos olvidamos de lo más básico, el trato amable con los que nos rodean. No sé si seré la única, pero me ha pasado de dar un hola y una sonrisa a un vecino o un compañero del trabajo y haber recibido a cambio pura indiferencia. También puede haber pasado que de tanta sonrisa y hola no retornados yo misma haya dejado de darlos, pues tan poco valor parece que tienen. El resultado es una bola que crece y crece, una bola de hostilidad y desconfianza hacia el otro. Al final nos volvemos huraños y reservamos las sonrisas para el círculo exclusivo de los que creemos que las merecen.
Realmente, una persona que reparte sonrisas es un tesoro y mucho más en los tiempos que corren.
miércoles, 17 de junio de 2009
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