En un artículo de revista de alimentación que tenía que catalogar en el trabajo (soy algo así como bibliotecaria) se comentaba que no sé qué se tendría que hacer a menos que nos resignásemos a ser vegetarianos. No será ésta la primera ni la última vez que se presente el vegetarianismo como una especie de penitencia. Ya no digo el veganismo.
A mí, como a muchos otros veg*anos, me gusta comer y disfruto mucho comiendo y ahora más que nunca, porque no sólo como cosas muy buenas sino que no están manchadas de sangre. Nunca hasta ahora había cocinado y comido con tanta alegría. Igual que digo una cosa digo la otra: hay veces que pienso, "madre mía y ahora que preparo?", pero esto no es algo que no le pueda pasar a alguien que coma "de todo". Mira, se trata de echarle imaginación a la cosa y los platos van saliendo.
Hace un tiempo pasaban un anuncio por la tele en el que dos mujeres eran presentadas y una decía: "Lesbiana, es un placer". Jeje, muy bien traído. De hecho, todavía hay gente que piensa que las lesbianas se pierden algo por no acostarse con hombres. Pues bien, con un juego de palabras parecido yo les diría bien alto a todos los que piensan que comer vegetariano es una privación: "Vegana, con mucho gusto".
miércoles, 22 de julio de 2009
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