domingo, 21 de febrero de 2010

Activismo efectivo

Os paso un resumen de un artículo sobre activismo efectivo que encuentro muy interesante y de mucha utilidad. Aunque algunas de las cosas que el autor propone son contraintuitivas (por ejemplo, si alguien es estúpido contigo, lo razonable sería serlo tú también con él) son las que considera tienen un efecto más positivo.

Ésta es la referencia del artículo:

Friedrich, Bruce. “Effective Advocacy : Stealing from the Corporate Playbook”. En: Singer, Peter, ed. In Defense of Animals : the second wave. Malden, MA [etc.]: Blackwell, 2006, p. 187-195.



El resumen, más o menos, es éste:

Los defensores de los animales debemos hacer del activismo una prioridad en nuestras vidas. Seguro que tenemos muchas otras cosas que hacer, pero todos podemos encontrar unas horas a la semana para repartir folletos sobre vegetarianismo o escribir unas líneas sobre el tema de los animales para el periódico local, por ejemplo.

Así como es importante hacer del activismo una prioridad, también lo es hacerlo más efectivo. Este artículo trata sobre eso. Hay que remarcar que el autor se basa en su propia experiencia y pretende que otros puedan aprender de sus errores.

Vender los derechos de los animales: crear un movimiento al que otros se quieran unir

En este punto presenta algunos principios útiles para hacer un activismo efectivo, basándose en los principios de Dale Carnegie.

Principio Carnegie 1: Se respetuoso

El primer principio esencial para nuestro activismo es ser siempre respetuoso, incluso cuando la otra persona no lo garantice contigo. Cuando alguien te dice “pero las plantas también sufren?” o “pero los animales se comen entre ellos” o cualquier otra cosa, puedes estar tentado de hacer ver a la persona lo absurdo de su pregunta, pero si haces sentir a la persona como si fuera estúpida, se pondrá a la defensiva y no te escuchará.

También hay personas que prentenden ser estúpidas y ofensivas, pero si se intenta evitar bajar a su nivel es posible llegar a conversar. Siendo respetuosos es posible que una conversación que empieza mal se reconduzca y si no es posible, siempre se puede cortar con educación. De esta manera, la gente que esté alrededor se llevará una buena imagen de nosotros y de los defensores de los animales en general, cosa que no conseguiríamos si bajásemos al nivel de quien nos pretende ofender.

Principio Carnegie 2: Se una persona amable

Ser amables es algo fácil, si somos conscientes de nuestras limitaciones y realmente hacemos un esfuerzo. Todos sabemos que como se dicen las cosas es generalmente más importante que lo que se dice. Los defensores de los animales más efectivos son los que hacen su activismo con una sonrisa y un interés genuino por los demás.

Principio Carnegie 3: Vístete para triunfar

Aunque la apariencia no sea el tema que nos mueve, es algo importante a la hora de ser más efectivos. El autor explica que durante años llevó una barba densa, el pelo por los hombros, ropa que pocos querrían vestir y no se duchaba más de una vez por semana. Desde que su apariencia es más conservadora ha conseguido que muchas más personas le escuchen y se hagan veganas. Propone que se priorice el ser más efectivos en nuestra defensa de los animales que nuestro propio gusto por vestir de una determinada manera.

Principio Carnegie 4: Se optimista

Ante todo el sufrimiento que nos proponemos combatir es difícil, incluso poco razonable, pedir que seamos optimistas. Pero una vez más, nos hemos de preguntar como seremos más efectivos para ayudar a los animales. La depresión y la rabia, aunque razonables, no nos harán más efectivos, más bien todo lo contrario. La gente quiere formar parte del equipo ganador, el de la gente que ríe y lo pasa bien.

Por otra parte, tenemos razones para ser optimistas: cada persona que se haga vegetariana salvará miles de animales; nosotros, y mucha más gente, estamos tratando de hacer un mundo mejor. Estas son razones para estar contento.

A continuación trata de algunas cosas que los activistas suelen hacer mal y que se deberían reconsiderar.

Cuatro cosas que hacemos mal: cuatro estrategias para la libración animal

1. Pureza personal vs. Activismo efectivo

La primera cosa que solemos hacer mal es anteponer nuestra pureza personal al ser más efectivos en la defensa de los animales. Perdemos de vista el hecho de que el veganismo trata de minimizar nuestro apoyo al sufrimiento, no de eliminarlo.

Todo lo que consumimos supone en cierta medida un daño para los animales: el uso de pesticidas, abonos animales, incluso el plástico de las suelas de nuestros zapatos veganos incluyen una pequeña cantidad de ingredientes animales. El veganismo es intentar reducir nuestro apoyo al sufrimiento, pero también es hacer nuestra defensa de los animales lo más efectiva posible, porque esto salvará más animales que si somos veganos nosotros mismos. Por cada persona que se convierta al veganismo habrá miles de animales que se salvarán, por el contrario si haces algo que evita que alguien considere adoptar una dieta vegana, estás haciendo daño a los animales, al poner una barrera donde podrías haber tendido un puente.

Cuando conocemos a alguien que quiere adoptar una dieta vegana pero se siente incapaz de dejar de tomar queso o helado, deberíamos animarlos a dejar el resto de productos, excepto el queso o el helado, en lugar de sermonearlos, porque de esta manera lo más probable es que la persona no progrese.

De igual manera, si vamos a comer fuera y decimos que no podemos comer el pan porque no estamos seguros de que tenga una pequeña cantidad de suero de leche o si hay una hamburguesa vegana y sometemos al camarero a un interrogatorio sobre los ingredientes, estamos dando la imagen de que ser vegano es algo muy difícil, y de esta manera creamos una barrera entre las personas que comparten la mesa con nosotros y que podrían adoptar una dieta vegana.

Si es algo que te preocupa, antes de ir a un restaurante puedes llamar para preguntar que platos veganos tienen y en una reunión o fiesta puedes llevar alguna buena comida vegana para compartir. Pero sobre todo, nunca digas que ser vegetariano o vegano es una lata, y no hagas parecer que comer fuera o en reuniones sociales es algo complicado. Por otra parte, si estás en una reunión donde no puedes comer nada, es posible que la gente te pregunte sobre ello, especialmente si saben que eres vegetariano. Ese es un buen momento para dar algo de información, de una manera alegre, sin necesidad de alienar a nadie, pero presentando las razones morales básicas.

2. Nos disculpamos o minimizamos

Otra de las cosas que hacemos mal es disculparnos o minimizar. Presentamos nuestro vegetarianimo como, por ejemplo, una decisión personal. Como esto puede ayudar a los animales? Como alguien que nos escuche va a darse cuenta de las consideraciones morales? De hecho, el vegetarianismo es tan decisión personal como lo pueda ser golpear a un niño. En ambos casos hay otro individuo con sentimientos e intereses al que se le está causando un daño.

Desde un punto de vista estratégico, hay situaciones en las que profundizar sobre las formas de explotación animal puede ser contraproducente. Por ejemplo, en una mesa llena de carnívoros. En estas situaciones, si alguien nos pregunta porqué somos vegetarianos, en lugar de contestar que es una opción personal o no queremos hablar del tema, pudemos contestar algo como: “No quiero apoyar la crueldad de las granjas y me siento mejor siendo vegetariano, pero entiendo que discutir sobre este tema en una mesa llena de carnívoros puede ser desagradable para todos y no quiero dominar toda la convesación. Pero te puedo recomendar libros y tengo algunos vídeos y, si quieres, podemos hablar en privado más tarde”.

Nunca digas que ser vegetariano es una decisión personal, que es por razones de salud o medioambientales. Puedes sacar estos temas, como complemento, pero si tienes que elegir un tema para hablar, hazlo sobre los animales.

3. No preparamos o practicamos

Hemos escuchados mil veces preguntas como “que pasa con el aborto?” o “no sienten las plantas?”, así que no hay excusa para no prepararnos buenas respuestas y contestar de una manera simpática.

4. No tenemos en cuenta las pequeñas cosas

No debemos olvidar las pequeñas cosas como llevar chapas, camisetas o pegatinas en el coche. También es importante llevar folletos informativos encima. Alguien te puede preguntar sobre tu camista “Ask me why I’m vegan” y puedes darle un folleto sobre el tema. Cada vez que alguien piensa acerca de los derechos de los animales o piensa “este chico o chica del coche parece bastante normal y es un defensor de los derechos de los animales” es una victoria para los animales.

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