El sábado estuvimos en la protesta por la llegada del Circo Italiano a Ripollet. Pues bien, había unas chicas con un niño pequeño, de unos 4 o 5 años, que parecía que se estaban pensando si entrar o no en el circo. Después nos enteramos que era el mismo niño que no quería entrar porque decía que maltrataban a los animales. En verdad, hay niños con más sensibilidad y entendederas que muchas personas adultas.
Éste es un claro ejemplo de niño vinciano, que siente empatía por los animales de forma natural, según la clasifición que hace Tom Reagan en su libro Jaulas vacías (Barcelona: Fundación Altarriba, 2006). Es que hay nenes que son un tesoro.
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