El viernes pasado, que todavía estaba de vacaciones (snif!), fuimos a pasar el día a Girona y de paso conocer el café bar B-12 (c/ Rutlla, 147-155) o al revés, no sé. Ya habíamos estado en Girona pero es tan bonita que merece la pena volver. Al B-12 fuimos a comer y me sorprendió la variedad de platos que había: 2 platos del día, ensaladas, tapas, bocadillos, hamburguesas y, para el postre, pasteles, helados y trufas. Todo vegano y ecológico! Tomamos el pastel de chocolate y plátano y el de limón y de verdad que estaban buenísimos. Lástima que me dejara la cámara de fotos porque además de buenos eran muy monos.
Comimos muy bien, pero lo mejor para mí con diferencia es la sensación de normalidad, de ir a comer a un sitio y no tener que preocuparte de si hay algo que se pueda comer, de tener que preguntar, de que te pongan caras raras...
Los que lo llevan son veganos y eso se nota, porque entonces no se trata sólo de un negocio sino de algo más. Yo ya se lo dije: ojalá que tuviéramos uno así en Barcelona. Pero es que tendría que haber muchos así en todas partes, para que los veganos comiéramos con normalidad y los que no lo son empezasen a ver el comer vegano como una cosa normal al descubrir que un pastel vegano no tiene nada que envidiar a uno que no lo es.
viernes, 28 de agosto de 2009
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