"La revolució dels petits gestos ha començat" ("La revolución de los pequeños gestos ha empezado") es el lema de una nueva campaña de la Generalitat de Catalunya para fomentar actos cívicos como el ahorro de agua, ir en bicicleta, prevenir incendios forestales o accidentes de tráfico. Un pequeño cambio, sumado con otros pequeños cambios, puede marcar la diferencia.
Me parece muy bien todo esto pero me gustaría que mi gobierno promoviese otro pequeño y revolucionario gesto y que hiciera publicidad de esta otra realidad: la ganadería es insostenible e insolidaria.
La ganadería es insostenible por:
- Supone un grandísimo gasto de agua, hasta el punto que sin ganadería ya no harían falta desalinizadoras y se solucionaría el problema de falta de agua.
- Es una actividad tremendamente contaminante. Produce más emisiones de gases de efecto invernadero que el que emite todo el transporte junto, incluidos los aviones.
- Es la actividad más contaminante, sólo superada por la industria y considerada la ganadería como un sector industrial, es el que más contamina.
La ganadería es una práctica insolidaria por:
- Si el grano que se destina a alimentación de la ganadería se destinase a consumo humano, el mundo entero podría comer. La realidad es que los países pobres no pueden pagar un grano que ellos mismos producen y que se acaba destinando a los animales que acabaran en el plato de la población de los países ricos. Para hacernos una imagen mental que puede ser orientativa: una persona podría vivir un mes alimentándose de la carne de una vaca, mientras que podría vivir un año alimentándose directamente del grano que ha consumido la vaca. El despilfarro de nutrientes es evidente.
- Siguiendo una dieta vegetariana no sólo todo el mundo podría comer, sino que gran parte de las tierras destinadas a cultivo se podrían recuperar para su reforestación, con lo cual le estaríamos haciendo un gran favor al medio ambiente, a los animales y a nosotros mismos.
Seguro que me dejo muchas cosas, pero creo que estos argumentos son más que suficientes para que un gobierno que quiere potenciar la ecología y la solidaridad se plantee promocionar el vegetarianismo, y ya no digo el veganismo. La triste realidad es que el gobierno no sólo no se atreve ni "a tocar" la industria ganadera, sino que básicamente es un sector que se mantiene a base de subvenciones y primas del Estado. Si no fuera por ellas los precios de los productos de origen animal serían tan caros que la mayoría de la gente no podría consumirlos o sólo de forma ocasional.
Está bien ver que en algunos países hay iniciativas que van en la línea de reducir el consumo de carne, como es el caso de Israel, Gante o Londres, que tienen su día sin carne a la semana.
Pero qué risa, cuando un gobierno te dice que vamos a hacer la revolución empieza a desconfiar. Las revoluciones siempre han sido transgresoras, rompedoras, suponen un antes y un después, aunque sea una revolución tan pacífica como la revolución de la cuchara.
A ver señores y señoras del gobierno cuando empiezan a promover un gesto tan pequeño pero tan revolucionario como elegir otro plato en el menú.
Si os interesa, en Internet y en bibliografía especializada encontrareis estudios sobre este tema. Os pueden interesar el documental Meat, the truth o este informe de la FAO, por poner sólo algún ejemplo.
lunes, 31 de agosto de 2009
viernes, 28 de agosto de 2009
Café bar vegano B-12
El viernes pasado, que todavía estaba de vacaciones (snif!), fuimos a pasar el día a Girona y de paso conocer el café bar B-12 (c/ Rutlla, 147-155) o al revés, no sé. Ya habíamos estado en Girona pero es tan bonita que merece la pena volver. Al B-12 fuimos a comer y me sorprendió la variedad de platos que había: 2 platos del día, ensaladas, tapas, bocadillos, hamburguesas y, para el postre, pasteles, helados y trufas. Todo vegano y ecológico! Tomamos el pastel de chocolate y plátano y el de limón y de verdad que estaban buenísimos. Lástima que me dejara la cámara de fotos porque además de buenos eran muy monos.
Comimos muy bien, pero lo mejor para mí con diferencia es la sensación de normalidad, de ir a comer a un sitio y no tener que preocuparte de si hay algo que se pueda comer, de tener que preguntar, de que te pongan caras raras...
Los que lo llevan son veganos y eso se nota, porque entonces no se trata sólo de un negocio sino de algo más. Yo ya se lo dije: ojalá que tuviéramos uno así en Barcelona. Pero es que tendría que haber muchos así en todas partes, para que los veganos comiéramos con normalidad y los que no lo son empezasen a ver el comer vegano como una cosa normal al descubrir que un pastel vegano no tiene nada que envidiar a uno que no lo es.
Comimos muy bien, pero lo mejor para mí con diferencia es la sensación de normalidad, de ir a comer a un sitio y no tener que preocuparte de si hay algo que se pueda comer, de tener que preguntar, de que te pongan caras raras...
Los que lo llevan son veganos y eso se nota, porque entonces no se trata sólo de un negocio sino de algo más. Yo ya se lo dije: ojalá que tuviéramos uno así en Barcelona. Pero es que tendría que haber muchos así en todas partes, para que los veganos comiéramos con normalidad y los que no lo son empezasen a ver el comer vegano como una cosa normal al descubrir que un pastel vegano no tiene nada que envidiar a uno que no lo es.
lunes, 24 de agosto de 2009
Chistes malísimos
Hoy es mi vuelta al trabajo y por eso traigo una de chistes, para desdramatizar. Son muy malos, pero es que son míos.
Un vegetariano muere atropellado por un coche y el día del entierro todos comentaban: "ves lo que le ha pasado por no comer carne?"
Otro:
Oye, sabías que la hija de menganita se ha hecho vegetariana, pero vegetariana de esas que no toman leche ni huevos. Cómo se llaman? Si tiene un nombre... Lo tengo en la punta de la lengua. Ya me acuerdo: requetevegetariana!
El último:
Se abre el telón y se ve la entrada de dos restaurantes. Uno es vegetariano y el menú cuesta 9 euros. El otro no es vegetariano y el menú sale por 12 euros.
Título de la película? La muerte tenía un precio.
El chiste sobre veganos más bueno que conozco y que evidentemente no es mío dice así:
Cuántos veganos hacen falta para cambiar una bombilla? Pues dos. Uno para cambiarla y otro para leer los ingredientes.
Y cuántos omnívoros para cambiar una bombilla? Ninguno. Prefieren estar a oscuras para no ver la realidad.
Un poco de sentido del humor, que no falte.
---
Sobre el chiste de la bombilla, buenísimo: ¿Cuántos veganos hacen falta para cambiar una bombilla? (nota del 5 de enero de 2010)
Un vegetariano muere atropellado por un coche y el día del entierro todos comentaban: "ves lo que le ha pasado por no comer carne?"
Otro:
Oye, sabías que la hija de menganita se ha hecho vegetariana, pero vegetariana de esas que no toman leche ni huevos. Cómo se llaman? Si tiene un nombre... Lo tengo en la punta de la lengua. Ya me acuerdo: requetevegetariana!
El último:
Se abre el telón y se ve la entrada de dos restaurantes. Uno es vegetariano y el menú cuesta 9 euros. El otro no es vegetariano y el menú sale por 12 euros.
Título de la película? La muerte tenía un precio.
El chiste sobre veganos más bueno que conozco y que evidentemente no es mío dice así:
Cuántos veganos hacen falta para cambiar una bombilla? Pues dos. Uno para cambiarla y otro para leer los ingredientes.
Y cuántos omnívoros para cambiar una bombilla? Ninguno. Prefieren estar a oscuras para no ver la realidad.
Un poco de sentido del humor, que no falte.
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Sobre el chiste de la bombilla, buenísimo: ¿Cuántos veganos hacen falta para cambiar una bombilla? (nota del 5 de enero de 2010)
miércoles, 19 de agosto de 2009
Viena (2)
Más cositas. El sábado por la noche, paseando por la plaza de la catedral de St. Stephan encontramos un estand de la asociación de defensa animal VGT. No es algo que no haya visto antes, e incluso participado, pero hace ilusión ver este tipo de actos cuando vas por estos mundos de Dios. A destacar, el pantallazo en el que proyectaban imágenes muy duras, muy reales... Fue triste, pero también muy satisfactorio ver que en todas partes hay gente que está dispuesta a remover conciencias.
Otro día me dió pena descubrir en el parque de atracciones del Prater una atracción que utilizaba animales. Hice una par de fotos:
Recuerdo haber visto atracciones con ponys a los que hacían dar vueltas. De hecho creo que me subieron una vez cuando era pequeña. Creía que era una cosa del pasado, pero veo que no.
Me dió mucha pena y rabia. Estaban sin vida, yo diría que deprimidos. No se movían ni interactuaban entre ellos. La gente les hacía caricias, pero lo que deberían ver es que no son cosas que deban ser utilizadas como diversión y expresar su desacuerdo quejándose o, como mínimo, no pagando para que sus hijos suban en ellos.
Me sentí un poco miserable por la suerte que tengo de tener libertad (entre comillas, pero libertad) por pertenecer a mi especie y por la libertad que les negamos a los que son de otra.
Poca cosa más para comentar. La semana que viene vuelta al trabajo. No lo quiero ni pensar :(
Otro día me dió pena descubrir en el parque de atracciones del Prater una atracción que utilizaba animales. Hice una par de fotos:
Recuerdo haber visto atracciones con ponys a los que hacían dar vueltas. De hecho creo que me subieron una vez cuando era pequeña. Creía que era una cosa del pasado, pero veo que no.
Me dió mucha pena y rabia. Estaban sin vida, yo diría que deprimidos. No se movían ni interactuaban entre ellos. La gente les hacía caricias, pero lo que deberían ver es que no son cosas que deban ser utilizadas como diversión y expresar su desacuerdo quejándose o, como mínimo, no pagando para que sus hijos suban en ellos.
Me sentí un poco miserable por la suerte que tengo de tener libertad (entre comillas, pero libertad) por pertenecer a mi especie y por la libertad que les negamos a los que son de otra.
Poca cosa más para comentar. La semana que viene vuelta al trabajo. No lo quiero ni pensar :(
viernes, 14 de agosto de 2009
Viena (1)
Ya estoy de vuelta de Viena y tengo algunas cosillas para comentar.
Si pensais ir a Viena os recomiendo mirar las páginas de restaurantes de HappyCow y de VGT. De primera mano sólo puedo hablar de dos restaurantes. Para mí los dos son recomendables porque además de comer bien y a buen precio están muy céntricos.
El primero es el Bio Bar von Antun, que está al lado de la Judenplatz. Además de otros platos, entre semana ofrecen menú al mediodía y por menos de 8 euros tienes una sopa, un plato principal y una ensaladita. Lo que más ilusión me hizo es que tenían muchos pasteles y tiramisú vegano. Aquí teneis las fotos de un menú que hicimos: sopa de legumbres, un hojaldre relleno de mijo y una ensalada.
El segundo es el restaurante Kostlich, que está muy cerca del otro. Es un pequeño restaurante que es también una tienda de productos de dietética. Abre de lunes a viernes y sólo hasta las 18:00 horas. La carta consiste en dos sopas, dos platos principales, postres y ensaladas a elegir. La única pega es que al ser muy pequeño las mesas están muy pegadas y tienes la sensación de estar comiendo con el vecino, pero como los vieneses son tan silenciosos y educados pues tampoco es un problema. Allí descubrí la revista de los veganos de Austria, que para los que sepais alemán os la podeis descargar en pdf desde la sección de publicaciones de esta web: www.vegan.at
Los dos restaurantes ofrecen el menú de cada día de la semana por adelantado, que debe ser algo común allí. Son vegetarianos con platos veganos, que por cierto vienen marcados en la carta, pero me consta que en Viena también hay algún restaurante vegano.
En general, mi sensación fue que los austríacos van por delante nuestro un rato largo. Tengo la sensación de que allí todo el mundo sabe que es un vegano y no les suena a marciano como aquí. Por poner un ejemplo, un día pedimos un plato de falafel y hummus en un restaurante que no era vegetariano. Antes de pedirlo pregunté si llevaba alguna salsa con leche y antes de que acabase la frase el camarero ya me estaba diciendo que no llevaba ni leche ni huevo. Esto aquí no me ha pasado nunca.
Y ahora la gran sorpresa. Si paseais por las calles de Viena, y me imagino que de toda Austria, os podreis encontrar con este impactante cartel.
Cuando lo vi de lejos pensé que era otro anuncio de carne, pero no! La traducción de lo que dice es más o menos ésta: "No es un alimento. Es un ser vivo". El anuncio lo firma United Creatures y si visitais su página web vereis otros anuncios suyos. La cosa no es anecdótica porqué en el metro me topé con otro anuncio que invitaba a la gente a hacerse "veg". Mirad:
Yo nunca he visto algo parecido en España, pero tengo la esperanza de que algún día, espero que pronto, también se vean anuncios como éstos por aquí.
Si pensais ir a Viena os recomiendo mirar las páginas de restaurantes de HappyCow y de VGT. De primera mano sólo puedo hablar de dos restaurantes. Para mí los dos son recomendables porque además de comer bien y a buen precio están muy céntricos.
El primero es el Bio Bar von Antun, que está al lado de la Judenplatz. Además de otros platos, entre semana ofrecen menú al mediodía y por menos de 8 euros tienes una sopa, un plato principal y una ensaladita. Lo que más ilusión me hizo es que tenían muchos pasteles y tiramisú vegano. Aquí teneis las fotos de un menú que hicimos: sopa de legumbres, un hojaldre relleno de mijo y una ensalada.
El segundo es el restaurante Kostlich, que está muy cerca del otro. Es un pequeño restaurante que es también una tienda de productos de dietética. Abre de lunes a viernes y sólo hasta las 18:00 horas. La carta consiste en dos sopas, dos platos principales, postres y ensaladas a elegir. La única pega es que al ser muy pequeño las mesas están muy pegadas y tienes la sensación de estar comiendo con el vecino, pero como los vieneses son tan silenciosos y educados pues tampoco es un problema. Allí descubrí la revista de los veganos de Austria, que para los que sepais alemán os la podeis descargar en pdf desde la sección de publicaciones de esta web: www.vegan.at
Los dos restaurantes ofrecen el menú de cada día de la semana por adelantado, que debe ser algo común allí. Son vegetarianos con platos veganos, que por cierto vienen marcados en la carta, pero me consta que en Viena también hay algún restaurante vegano.
En general, mi sensación fue que los austríacos van por delante nuestro un rato largo. Tengo la sensación de que allí todo el mundo sabe que es un vegano y no les suena a marciano como aquí. Por poner un ejemplo, un día pedimos un plato de falafel y hummus en un restaurante que no era vegetariano. Antes de pedirlo pregunté si llevaba alguna salsa con leche y antes de que acabase la frase el camarero ya me estaba diciendo que no llevaba ni leche ni huevo. Esto aquí no me ha pasado nunca.
Y ahora la gran sorpresa. Si paseais por las calles de Viena, y me imagino que de toda Austria, os podreis encontrar con este impactante cartel.
Cuando lo vi de lejos pensé que era otro anuncio de carne, pero no! La traducción de lo que dice es más o menos ésta: "No es un alimento. Es un ser vivo". El anuncio lo firma United Creatures y si visitais su página web vereis otros anuncios suyos. La cosa no es anecdótica porqué en el metro me topé con otro anuncio que invitaba a la gente a hacerse "veg". Mirad:
Yo nunca he visto algo parecido en España, pero tengo la esperanza de que algún día, espero que pronto, también se vean anuncios como éstos por aquí.
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