sábado, 15 de mayo de 2010

Ideología

Hagamos un ejercicio mental. Imagina que viajamos en el tiempo y nos plantamos en pleno siglo XVIII. Yo te pregunto: qué opinas de la esclavitud humana? Qué me constestarías? Seguramente me contestarías que te parece una aberración, algo inmoral, algo con lo que hay que acabar. Estás seguro? Y si te digo que Aristóteles justificaba con su filosofía la esclavitud humana? Pero Aristóteles vivió mucho antes, eso es verdad, en cambio nosotros estamos en el siglo de las luces, un siglo al que le debemos mucho y lo nos queda por deberle todavía. Pero, y si te digo que Voltaire, el gran filósofo de la Ilustración, también justificaba la esclavitud humana? Realmente crees que tú o yo hubieramos sido alguien tan avanzado a nuestra época, incluso más que el propio Voltaire?

Sigamos con el ejercicio mental. Ahora estamos en el presente, es aquí y ahora, y yo te pregunto qué opinas de la esclavitud de los animales (a los que hemos bautizado con ese nombre para diferenciarlos claramente de nosotros, autodesignados humanos). No respondas muy rápido, piensa un poco lo que vas a decir. Estás seguro que vas a contestar tú? Estás seguro que tu manera de pensar es realmente la tuya y no la asimilación de una ideología dominante tan bien asumida que ya confundes con tu propia razón?

Y el juego mental sigue, estamos en el futuro y me gusta imaginarme que cuando te pregunto qué opinas de la esclavitud de los animales te escandalizas de lo obvio de la respuesta: como se puede justificar semejante injusticia!

En una charla, ya hace un tiempo, que daba Jesús Mosterín en el CCCB, creo que ya lo expliqué en otro post, una de las cosas que explicó fue la diferencia entre moral y ética. La moral responde a una pauta social, es un código de normas sociales que puede variar de una sociedad a otra, de un tiempo a otro. La ética, por el contrario, es filosofía, es razonamiento crítico. Algo no puede ser ético en el siglo XV y no serlo en el XXI o no serlo en China y serlo en Estados Unidos.

La mayoría de las veces actuamos respondiendo a códigos morales, de otra manera tendríamos que estar razonando a cada momento y eso sería muy agotador. Pero si bien una pauta moral nos puede ayudar a vivir, no deberíamos olvidarnos de nuestro espíritu crítico, de plantearnos las cuestiones fundamentales y no aceptarlo todo sin más, sin interrogarnos a nosotros mismo.

Seguir nuestra razón y nuestros sentimientos, que creo que son imposibles de separar, es una buena medicina para acabar con tantas injusticias, para hacer que el mundo avance a mejor, y no a peor, que también puede. Otros lo han hecho antes que nosotros, pero todavía queda camino por andar.

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