Siento escribir sobre esto pero no puedo pasarlo por alto. El perro al que me refería aquí ha sido sacrificado. Salí a comprar el pan y me lo encontré por la calle muy asustado, se metía en la carretera de lo perdido que iba. Después le perdí la vista, hablé con la asociación animalista de mi ciudad y me dijeron que seguramente lo recogería la policia local. Llamamos a la policía para asegurarnos y así era, nos dijeron que estaba en el depósito de coches de la grua y a la mañana siguiente se lo llevaban al CCAAC del Barcelonés Nord, una perrera que está en Badalona. Conseguimos una foto suya, en el depósito de coches, con la esperanza de que otras protectoras pudieran hacerle difusión.
Conozco gente que está muy metida en el tema de protectoras y todos me dieron muy malas referencias del CCAAC. Pobre de mí, llamé y les pregunté si sacrificaban. Evidentemente, me dijeron que no, de hecho en Catalunya es ilegal, pero tenemos una ley que permite el sacrificio por razones humanitarias o cuando hay peligro de contagio. No hay que ser muy espavilado, para ver que esta ley deja la puerta abierta a la arbitrariedad.
Los del CCAAC bautizaron al perro como Moe y lo pusieron en su pàgina web de adopciones. Hasta llegué a pensar que todo estaba bien. La semana pasada vi que no estaba en la web, llamé y su respuesta fue que habían detectado que estaba enfermo, le hicieron la prueba de la leishmania y salió positivo. Esta es una enfermedad que aunque es incurable, se puede tratar, pero ellos no lo hacen y ante el peligro de contagio sacrifican.
No sé que pensar. Sólo sé que ellos tienen la sartén por el mango y la vulnerabilidad de los animales es total. Pienso que pocos animales que allí entren tienen posibilidad de salir vivos, porque enfermar en algún momento es algo bastante probable.
Siento no haber hecho lo suficiente por él. No es la primera vez que tengo esta sensación. Siento que este mundo sea tan injusto, con unos políticos que no ponen los recursos necesarios para que esto cambie, pero sobre todo con unas personas, con las que seguro que me cruzo a diario, que con sus actos egoistas e irresponsables (abandonar, no esterilizar, vender y comprar perros y gatos cuando los refugios estan saturadísimos) llenan las perreras de criaturas a las que en muchos casos sólo les espera la muerte.
Esta es la foto que tengo de él. Lo siento.
miércoles, 25 de agosto de 2010
martes, 17 de agosto de 2010
Por Asturias (comiendo vegano)
Hemos estado unos días en Asturias y en lo que respecta al comer he llegado a la conclusión que es una comunidad muy poco vegfriendly :-( Y lo más triste es que la gente, lo primero que te dice cuando se enteran que vas a Asturias, a parte de que estarás fresquito, es que se come muy bien. Mentira!! Comer, se puede comer, pero se echa en falta algún restaurante vegetariano y alguna opción vegana en los menús.
En Oviedo, que yo sepa, no hay ni un resturante vegetariano. Un día comimos en el restaurante Malayerba (c/ Alfonso III El Magno, 11). Había algún plato vegano, cous cous con verduras y seitán con piña, y del menú sólo un primero era vegano. De todas formas, la chica que nos atendió, muy amablemente y sin que nosotros se lo pidiéramos, nos adaptó el menú y de segundo nos preparó un cous cous y un arroz con setas buenísimos. De verdad, ese arroz tardaré en olvidarlo...También fuimos al restaurante chino ChinAstur (c/ Santa Susana, 41, al lado del parque de San Francisco). Se trata de un chino como cualquier otro, pero en la carta hay algún plato de verduras y de tofu. El propietario nos contó que él también era vegetariano y que no tomaba huevos pero sí leche, en su caso por motivaciones religiosas. También nos contó que se estaba planteando poner una parte del menú para vegetarianos, así que si vais por allí hacedle notar que sois veganos, a ver si así se anima. A parte de esto, en Oviedo de lo que más hay son tabernas tipo sidrería donde todo es carne o pescado.
En Gijón, casi al lado de la pensión teníamos el restaurante Twist vegetal (c/ San Bernardo, 18), que aunque en el rótulo de la entrada pone "cocina vegetariana" no es vegetariano ni por asomo. Eso sí, el menú es casi vegetariano, porque a veces ponen una ensalada con jamón. Aunque hay más platos OLV que veganos se puede comer y bien. Nos gustó, pero a lo mejor es un pelín caro (12 euros para comer y 17 euros para cenar) para las cantidades de les raciones. También comimos en La Vaina (c/ de Cervantes, 20), un pequeño restaurante vegetariano que ofrece algunos platos, no muchos, y entre ellos algunas opciones veganas, como falafel, hamburguesa vegetal o ensalada taboulé. A parte de estos restaurantes también se podía encontrar algún libanés donde hacer un falafel rápido. Por cierto, si queréis un helado de soja, encontraréis alguno muy cerca del Twist, en la heladería Islandia (c/ San Antonio).
Esto en las ciudades importantes, porque cuando hemos ido por pueblecitos hemos tirado de patés vegetales y latas de red beans, gran descubrimiento que me hizo la compañera viajera del foro de la UVE, Brisca. Nos llevamos un par de latas de la marca Heinz y si no fuera porque llevan un poco de azúcar (no entiendo esta manía de echarle a la salsa de tomate azúcar), que a mí no me va bien, les pondría de nota un 10.
Y a parte de esto, Asturias es muy bonita y Gijón también, a pesar de lo que van diciendo por ahí, y la sidra, aunque dulce, está muy buena y... es vegana!!!
Fotos para dar envídia:
La senda del oso, entre Entrago y Proaza
Cudillero
La playa del Tranqueru
En Oviedo, que yo sepa, no hay ni un resturante vegetariano. Un día comimos en el restaurante Malayerba (c/ Alfonso III El Magno, 11). Había algún plato vegano, cous cous con verduras y seitán con piña, y del menú sólo un primero era vegano. De todas formas, la chica que nos atendió, muy amablemente y sin que nosotros se lo pidiéramos, nos adaptó el menú y de segundo nos preparó un cous cous y un arroz con setas buenísimos. De verdad, ese arroz tardaré en olvidarlo...También fuimos al restaurante chino ChinAstur (c/ Santa Susana, 41, al lado del parque de San Francisco). Se trata de un chino como cualquier otro, pero en la carta hay algún plato de verduras y de tofu. El propietario nos contó que él también era vegetariano y que no tomaba huevos pero sí leche, en su caso por motivaciones religiosas. También nos contó que se estaba planteando poner una parte del menú para vegetarianos, así que si vais por allí hacedle notar que sois veganos, a ver si así se anima. A parte de esto, en Oviedo de lo que más hay son tabernas tipo sidrería donde todo es carne o pescado.
En Gijón, casi al lado de la pensión teníamos el restaurante Twist vegetal (c/ San Bernardo, 18), que aunque en el rótulo de la entrada pone "cocina vegetariana" no es vegetariano ni por asomo. Eso sí, el menú es casi vegetariano, porque a veces ponen una ensalada con jamón. Aunque hay más platos OLV que veganos se puede comer y bien. Nos gustó, pero a lo mejor es un pelín caro (12 euros para comer y 17 euros para cenar) para las cantidades de les raciones. También comimos en La Vaina (c/ de Cervantes, 20), un pequeño restaurante vegetariano que ofrece algunos platos, no muchos, y entre ellos algunas opciones veganas, como falafel, hamburguesa vegetal o ensalada taboulé. A parte de estos restaurantes también se podía encontrar algún libanés donde hacer un falafel rápido. Por cierto, si queréis un helado de soja, encontraréis alguno muy cerca del Twist, en la heladería Islandia (c/ San Antonio).
Esto en las ciudades importantes, porque cuando hemos ido por pueblecitos hemos tirado de patés vegetales y latas de red beans, gran descubrimiento que me hizo la compañera viajera del foro de la UVE, Brisca. Nos llevamos un par de latas de la marca Heinz y si no fuera porque llevan un poco de azúcar (no entiendo esta manía de echarle a la salsa de tomate azúcar), que a mí no me va bien, les pondría de nota un 10.
Y a parte de esto, Asturias es muy bonita y Gijón también, a pesar de lo que van diciendo por ahí, y la sidra, aunque dulce, está muy buena y... es vegana!!!
Fotos para dar envídia:
La senda del oso, entre Entrago y Proaza
Cudillero
La playa del Tranqueru
lunes, 2 de agosto de 2010
Por qué nos hacemos veganos?
No me refiero a todas las razones para ser vegano, que son muchas (éticas, medioambientales, humanitarias...), sino a porqué un día nos metimos en el embrollo de ir a contracorriente, con lo cómodo que se está siendo como todo el mundo.
Me parece que no hay una receta para explicar porqué uno se hace vegano: la suma de los mismos ingredientes no tiene porqué dar el mismo resultado. Pero a mi entender, estos podrían ser algunos de los factores más importantes:
Principio de consistencia. Somos reacios a aceptar las críticas a nuestra moral. Por otra parte, sentirnos inconsistentes moralmente nos causa malestar y la búsqueda de coherencia nos puede llevar al cambio. A veces un pequeño cambio llevará a otro y después a otro.
Leí en un artículo(1) que la mayoría de las consultas que recibe PETA son en relación con animales de compañía, circos con animales, vivisección y pieles. Esto es porqué la gente prefiere enfrentarse a los casos de maltrato animal de los que no se sienten responsables personalmente. Sin embargo, preocuparse de unos puede ser un principio para descubrir nuestra inconsistencia y hacer que nos vayamos comprometiendo cada vez más. Por ejemplo, son muchos los vegetarianos que vienen del ámbito de las protectoras de perros y gatos o que simplemente son personas que se consideraban amantes de los animales y que un buen día decidieron que lo debían ser de verdad.
También hay casos de animalistas con un pasado en el activismo proderechos humanos. Estas personas en algún momento de sus vidas se sintieron incoherentes por preocuparse por los humanos desfavorecidos y no hacerlo por los no humanos, que también lo eran.
De un modo parecido, son muchos veganos los que han dado el paso desde el ovo-lacto-vegetarianismo al notar que tomando leche y huevos también estaban participando en la explotación de los animales.
Actitud crítica. Para cambiar es necesario tener una cierta actitud crítica, que permita plantearse que hace uno mismo o lo que es uno mismo. Todo el mundo es capaz de juzgar lo que hacen otros, lo que se hacía en otras épocas o lugares, pero no todos estamos dispuestos a juzgarnos a nosotros mismos.
A todos, en cierto modo, nos desagrada la autocrítica, sobre todo si viene de fuera y en según qué formas, pero pienso que es nuestro deber ser capaces de juzgarnos y replantearnos... siempre. Para mí, sin duda, la capacidad crítica es un síntoma de inteligencia y valentía.
Empatía. Puede que sea la base de todo. Sin empatía la cosa se complica. Sin embargo, existen casos de personas que se han hecho veganas sin sentir especial empatía hacia los animales. Podrían ver todos los vídeos de granjas industriales y mataderos del mundo sin llegar a plantearse cambiar sus hábitos de alimentación. Sin embargo, serían los razonamientos lógicos los que les llevarían al cambio. Puede parecer increible, pero es cierto.
Las razones no bastan, también están las experiencias propias y todos estos ingredientes que he enumerado y muchos otros que seguramente me dejo. Desgraciadamente no hay una receta mágica.
(1) Phelps, Norm. Activismo de vía única: los animales pagan el precio.
Este artículo me lo pasaron fotocopiado y desconozco la fuente. Para mí es un artículo muy útil e interesante, aunque reconozco que para muchos resultará polémico.
---
Y hablando de otra cosa, por fin estoy de vacaciones... :-)
Me parece que no hay una receta para explicar porqué uno se hace vegano: la suma de los mismos ingredientes no tiene porqué dar el mismo resultado. Pero a mi entender, estos podrían ser algunos de los factores más importantes:
Principio de consistencia. Somos reacios a aceptar las críticas a nuestra moral. Por otra parte, sentirnos inconsistentes moralmente nos causa malestar y la búsqueda de coherencia nos puede llevar al cambio. A veces un pequeño cambio llevará a otro y después a otro.
Leí en un artículo(1) que la mayoría de las consultas que recibe PETA son en relación con animales de compañía, circos con animales, vivisección y pieles. Esto es porqué la gente prefiere enfrentarse a los casos de maltrato animal de los que no se sienten responsables personalmente. Sin embargo, preocuparse de unos puede ser un principio para descubrir nuestra inconsistencia y hacer que nos vayamos comprometiendo cada vez más. Por ejemplo, son muchos los vegetarianos que vienen del ámbito de las protectoras de perros y gatos o que simplemente son personas que se consideraban amantes de los animales y que un buen día decidieron que lo debían ser de verdad.
También hay casos de animalistas con un pasado en el activismo proderechos humanos. Estas personas en algún momento de sus vidas se sintieron incoherentes por preocuparse por los humanos desfavorecidos y no hacerlo por los no humanos, que también lo eran.
De un modo parecido, son muchos veganos los que han dado el paso desde el ovo-lacto-vegetarianismo al notar que tomando leche y huevos también estaban participando en la explotación de los animales.
Actitud crítica. Para cambiar es necesario tener una cierta actitud crítica, que permita plantearse que hace uno mismo o lo que es uno mismo. Todo el mundo es capaz de juzgar lo que hacen otros, lo que se hacía en otras épocas o lugares, pero no todos estamos dispuestos a juzgarnos a nosotros mismos.
A todos, en cierto modo, nos desagrada la autocrítica, sobre todo si viene de fuera y en según qué formas, pero pienso que es nuestro deber ser capaces de juzgarnos y replantearnos... siempre. Para mí, sin duda, la capacidad crítica es un síntoma de inteligencia y valentía.
Empatía. Puede que sea la base de todo. Sin empatía la cosa se complica. Sin embargo, existen casos de personas que se han hecho veganas sin sentir especial empatía hacia los animales. Podrían ver todos los vídeos de granjas industriales y mataderos del mundo sin llegar a plantearse cambiar sus hábitos de alimentación. Sin embargo, serían los razonamientos lógicos los que les llevarían al cambio. Puede parecer increible, pero es cierto.
Las razones no bastan, también están las experiencias propias y todos estos ingredientes que he enumerado y muchos otros que seguramente me dejo. Desgraciadamente no hay una receta mágica.
(1) Phelps, Norm. Activismo de vía única: los animales pagan el precio.
Este artículo me lo pasaron fotocopiado y desconozco la fuente. Para mí es un artículo muy útil e interesante, aunque reconozco que para muchos resultará polémico.
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Y hablando de otra cosa, por fin estoy de vacaciones... :-)
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